No cabe duda de la trascendencia que las próximas elecciones tienen para el futuro del Ecuador; no es una elección más. Se trata de escoger entre dos modelos que distan mucho el uno del otro. Entre dos propuestas que se diferencian en los fondos y en las formas. Entre el continuismo y el cambio. Entre el enfrentamiento a los más variados sectores sociales y el diálogo constructivo, inteligente y sereno. Están en juego la institucionalidad, la libertad y la democracia.
Es necesario que, sin demagogia ni cartas ocultas bajo la manga, los candidatos finalistas expliquen al electorado nacional cómo pretenden llegar a la consecución de los planes y metas que proponen.
El país debe ir las urnas con un voto razonado y convencido para diferenciar al candidato que está preparado para dirigir al país, de aquel que es producto solamente de la coyuntura o del marketing político. Hay que discutir sin rodeos los temas de fondo. Es importante que los candidatos presenten de manera pública su currículo personal, sus conocimientos y soluciones puntuales en relación a temas a los que se refieren diariamente, de forma que el elector esté adecuadamente enterado de quien es cada uno, si dice la verdad o no.
Se requiere un debate presidencial donde exista un contrapunto entre los candidatos y sus propuestas. Según el Diccionario Español, debatir es “discutir un tema con opiniones diferentes”. No hay que temer al debate, al intercambio de ideas y a la contradicción de opiniones. En campañas electorales, especialmente presidenciales, más hay que temer a no debatir que a hacerlo, porque negarse a la discusión revela inseguridad y evidentemente desconocimiento de los problemas y sus soluciones.
No se debe subestimar al electorado. A diferencia de años anteriores, la sociedad civil tiene una herramienta poderosa en las redes sociales y cada vez busca y accede mejor a la información. Ya no solo se puede ganar una elección entregando obras de último momento o haciendo ofertaspopulistas subalternas para ganar unos pocos votos. La sociedad reclama mayor contenido en la campaña, demanda explicaciones en temas como la lucha contra la corrupción e impunidad y la indispensable división de poderes, la libertad de expresión, el rescate de la institucionalidad, la reactivación económica, el restablecimiento de la confianza empresarial, el desempleo, comercio exterior y fomento a exportaciones, dolarización, derechos humanos, equilibrio de género, inversión en salud y educación, tecnología, empleo juvenil, entre otros.
Existen temas que son urgentes y necesarios para debatir. Se debe rechazar de manera enérgica la violencia y división entre ecuatorianos, al contrario, los candidatos deben impulsar y expresar con altura y respeto la controversia de sus visiones opuestas del país; y empezar la segunda vuelta electoral dandola cara al Ecuador.