A propósito de la consulta popular cabe preguntarse si el “soberano” podrá responder de una manera adecuada a preguntas tan complejas, sobre todo a las que adjuntan unos “anexos” ininteligibles, confusos y de difícil lectura y comprensión incluso para los iniciados en las materias de Derecho.
Si el pueblo sólo recibe publicidad transmitida por radio o TV en la que se llame a votar a favor o contra el Presidente, en la que se apele a los sentimientos más bajos y a la pasión; si la campaña se reduce a insultos y descalificaciones de lado y lado, pues la “consulta” habría fracasado rotundamente. Sería un costoso fraude en el que aparecerá la sombra de una gigantesca y masiva manipulación al “soberano”.
Para que esto no suceda todos los actores del evento, el Gobierno Nacional, el Consejo Nacional Electoral, las organizaciones políticas a favor o contra las preguntas, la prensa y las organizaciones sociales deben aprovechar la campaña para desatar un proceso pedagógico – político que informe y eduque a la gente sobre los contenidos de las preguntas y las consecuencias del voto positivo o negativo. Entonces así, este proceso electoral tendría sentido como una oportunidad de aprendizaje y desarrollo de ciudadanía.
Para esto, el Consejo Nacional Electoral debería normar y financiar la campaña para que todos los actores en igualdad de condiciones coloquen y difundan sus tesis. Sería patético, injusto y anti ético que un solo actor, con los fondos y la enorme maquinaria del Estado, cope los medios y los espacios públicos con su propaganda.
El Gobierno y las organizaciones políticas deberían aprovechar esta oportunidad para traducir sus posturas políticas en un lenguaje accesible para que el “soberano” se nutra de ideas y tome la decisión por su cuenta.
Los medios, las universidades y las organizaciones sociales deberían promover debates y crear espacios en los que se impida el lenguaje procaz y descalificador y se facilite la presentación de tesis y argumentos. Con esto además se elevaría el nivel de discusión y se aportaría al fomento de una nueva cultura política de diálogo civilizado.
Qué interesante sería que ver un debate conceptual entre cotejas. El presidente Correa ora con Alberto Acosta ora con Gustavo Larrea ora con César Montúfar. El ministro Patiño con Betty Amores, la ministra Doris Solís con María Paula Romo.
Sería bueno observar un diálogo del presidente con periodistas independientes de fuste y experiencia que no se atemoricen ante su presencia. Sería estupendo apreciar al mandatario aceptando el reto de Alfredo Pinoargote de Ecuavisa.
Pero más allá de los personajes todos deberíamos debatir con información en la mano en los barrios, en los trabajos y en las aulas.
No de otra manera entiendo al “soberano” definiendo de manera consciente su voto.