Celebramos los 100 años de la reforma universitaria de Córdoba-Argentina (1918), gesta del movimiento estudiantil, apoyada por intelectuales, profesores y obreros, que reivindicó la gratuidad, la autonomía, la democratización del gobierno universitario, la promoción de la ciencia, la libertad de pensamiento y de cátedra, el compromiso con la sociedad.
Fue un movimiento telúrico. En su momento todas las universidades de América Latina, recrearon sus propuestas. Por esto, en homenaje a su centenario, en el subcontinente, se llevan a cabo simposios y congresos, para entender su trascendencia y observar críticamente la situación actual de la educación latinoamericana.
En Montevideo-Uruguay, entre el 28 de febrero y el 3 de marzo, se realizó el XIII Congreso Iberoamericano de Historia de la Educación Latinoamericana, dedicado a los 100 años de la Reforma de Córdoba. En este escenario, historiadores y educadores de América Latina, España, Portugal, revisaron la producción historiográfica sobre educación. Nuevos temas y miradas, balances, visiones comparadas, revisión e integración de novedosos conceptos y metodologías formaron parte del cónclave. Lo sorprendente, la gigantesca convocatoria. Fueron 1.128 ponencias, que dan cuenta de la vibrante energía, en nuestros países, dedicada a la investigación histórica y educativa. ¿En cuáles países? Obviamente en Uruguay y en los del Cono Sur, Argentina y Chile. Importante participación de México, Colombia y algo de Perú. De España, Portugal, y de otros de Europa.
Pero lo más relevante, la presencia de Brasil, muy visible desde hace décadas. Cientos de investigadores brasileños y brasileñas, presentado sus trabajos. Seguramente, más del 60% de los ponentes fueron de este país, lo que habla no solo del interés, que la investigación desata entre los educadores e historiadores brasileños, sino de políticas públicas, que promueven y fomentan la investigación histórica de la educación brasileña.
¿Y el Ecuador? 2 ponencias. Sí, de las 1.128 ponencias, solo 2 fueron del Ecuador, y ninguna de ellas del sector público. Muchas reflexiones e interrogantes deberían suscitar este dato. El limitado desarrollo de la historia en general y de la historia de la Educación en el Ecuador, presente desde hace décadas en nuestras universidades.
La castrante política del correato hacia la investigación social: cero becas para ciencias sociales, ocultamiento de información y multiplicación de jugosas consultorías en educación para investigadores extranjeros. Resultado: debacle de pensamiento educativo propio.
Allí una de las explicaciones del fracaso de las reformas educativas de los últimos 10 años. Allí un desafío para A. Barrera y F. Falconí. También para las Facultades de educación y la UNAE.