La semana entrante se llevará a cabo en Bolivia una reunión con el nombre más largo de la historia: “La Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra”. En ella, los presidentes de Bolivia, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Paraguay plantearán ideas que servirán de guías “no vinculantes” para que sean tratadas en la reunión sobre el cambio climático que se llevará a cabo en Cancún, en noviembre próximo.
Según datos de prensa, se hacen esfuerzos de última hora para que asista el presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad.
Por las posiciones ideológicas de los asistentes, temo que los objetivos que persigue la reunión son tratar de establecer una posición política común de protesta intrascendente contra los países del norte y dar algo de visibilidad a la opaca Alba. Sin embargo de lo dicho, el Ecuador podría sacar una ventaja de esta reunión, si aplica una estrategia ambiental coherente.
El país podría aprovechar esta cumbre para lanzar un mensaje de liderazgo propositivo en el campo del cambio climático. Primero, podría firmar el fideicomiso de la Iniciativa Yasuní-ITT con Naciones Unidas. Esto generaría una reacción de respaldo y reconocimiento del mundo entero. Segundo, podría proponer un plan comunitario de los países de la región para enfrentar la pérdida de las fuentes de agua para uso humano. La mayoría de los manantiales actuales se están alterando. Poco a poco van a desaparecer los ríos de montaña que tienen su origen en glaciares. Esto demanda una reforestación urgente de páramos con especies del chaparro original, vegetación que almacenaría el agua, sustituyendo la función que tiene el hielo en los glaciares. Tercero, comprometer a los países sudamericanos a unas metas ambiciosas para evitar la deforestación y beneficiarse de los programas REDD de pago económico por mantener en pie y saludables los bosques actuales. Cuarto, reforestar las zonas que han perdido su cobertura vegetal, con base en programas que sean financiados por la CAF y el BID, reduciendo así la erosión y los efectos del cambio climático y, finalmente, hacer un programa de uso de fuentes alternas de energía en los países andinos desarrollando, por ejemplo, la geotermia o energía ligada a los volcanes. Este paquete de propuestas, que enfrentarían de manera objetiva los cambios climáticos producidos por los abusos de los países desarrollados, sería la mejor forma de protestar y hacer una contribución real, para evitar que los pueblos sufran las consecuencias del calentamiento global.
Espero que el aire que se respire en esta cumbre conduzca a cosas positivas y que no devenga en la clásica verborrea declamatoria que no contribuye al enfrentamiento de un posible cataclismo que se cierne sobre nosotros.