El Ministerio de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información ha expedido la “Política Pública de Transformación Digital 2025 – 2030”, formalizada mediante el Acuerdo Ministerial Nro. MINTEL-MINTEL-2025-0005, y publicada en el Suplemento N.º 15 del Registro Oficial el 8 de abril de 2025. Esta política, que abarca múltiples ejes de acción, pone un énfasis especial en la Cultura e Inclusión Digital, con el objetivo de garantizar que los beneficios de las tecnologías digitales lleguen a toda la sociedad, sin dejar a nadie atrás.
Garantizar que todas las personas puedan beneficiarse de las tecnologías digitales es esencial para una transformación digital equitativa. La cultura digital no se limita solo al acceso a dispositivos o conectividad, sino que también abarca competencias, valores y formas de interacción que permiten a las personas desenvolverse con autonomía, pensamiento crítico y creatividad en entornos digitales. Desde esta perspectiva, su promoción como política pública permite una apropiación significativa de las tecnologías, fomentando una ciudadanía digital activa, informada y capaz de participar en los procesos sociales, económicos y políticos de forma plena.
Son elementos clave de la Cultura e Inclusión Digital descritos en la Política, los siguientes:
El Talento Digital que se refiere al conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para desenvolverse en entornos mediados por tecnologías de la información y la comunicación. En Ecuador, su desarrollo se ha vuelto crucial ante el avance de la transformación digital en los sectores productivo, educativo y gubernamental. Sin embargo, el país enfrenta un déficit de profesionales TIC, limitado acceso a oportunidades laborales, falta de actualización tecnológica y desarticulación entre la oferta académica y la demanda del mercado. Para cerrar estas brechas, se requieren políticas públicas que impulsen la capacitación continua, el fortalecimiento de competencias digitales en todos los niveles y la articulación entre actores clave, fomentando así una economía más inclusiva, competitiva e innovadora.
Las Competencias Digitales son fundamentales para desenvolverse con éxito en la sociedad y el mercado laboral actual, profundamente transformados por la cuarta revolución industrial. Estas competencias abarcan desde habilidades básicas en el uso seguro y crítico de tecnologías digitales hasta conocimientos técnicos avanzados en áreas STEAM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas). Su desarrollo permite acceder a oportunidades de empleo, innovación y participación social, mientras que su ausencia incrementa el riesgo de exclusión y desigualdad. Por ello, el Estado debe impulsar políticas públicas que fortalezcan la alfabetización digital, fomenten una cultura de aprendizaje permanente y preparen a la ciudadanía para afrontar los retos de una economía digital en constante evolución.
El Desarrollo del Talento Digital en el Sector Público es un componente clave y muchas veces subestimado en las agendas de transformación digital de América Latina y el Caribe. A medida que los gobiernos implementan nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia y calidad de los servicios públicos, se vuelve indispensable contar con servidores capacitados, perfiles técnicos especializados y una gestión del talento humano alineada con los objetivos digitales. Esto implica no solo atraer y retener profesionales con habilidades digitales, sino también promover una capacitación continua, redefinir roles laborales y articular, esfuerzos con la academia. Para lograrlo, se requiere una estrategia integral que contemple gobernanza, segmentación del público objetivo y una oferta académica adecuada que garantice un desarrollo sostenible y efectivo de la transformación digital en el sector público.
El Perfil de Usuarios de Redes Sociales en Ecuador refleja una alta penetración del uso de internet y dispositivos móviles, con un 77.2% de la población de 5 años en adelante conectada a la red, lo que equivale a aproximadamente 13.3 millones de personas. De esta población, el 61.3% cuenta con un celular activado y el 57.7% dispone de un teléfono inteligente, lo que facilita el acceso constante a plataformas digitales. El principal uso del internet es la comunicación (79.9%), seguido por el entretenimiento (11.8%) (Fuente: (INEC, 2023). Este panorama evidencia una creciente incorporación de las TIC en la vida cotidiana, especialmente entre jóvenes y adultos, aunque persisten desigualdades en el acceso que deben ser abordadas para lograr una inclusión digital plena.
La Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) es un conjunto de competencias esenciales que permiten a los ciudadanos acceder, analizar, evaluar, crear y compartir información y contenidos digitales de forma crítica, ética y creativa. En un contexto marcado por la sobreabundancia de información, la desinformación y el discurso de odio, la AMI se vuelve clave para fortalecer la ciudadanía crítica, la participación democrática y la resiliencia social frente a la manipulación informativa. En Ecuador, persisten importantes brechas en la capacidad de evaluar la fiabilidad de la información en línea, lo que evidencia la necesidad urgente de implementar políticas públicas y programas educativos sostenibles, segmentados por niveles formativos, que promuevan estas competencias desde edades tempranas y fomenten el uso responsable de las TIC como medio para una sociedad más justa, informada y participativa.
Uno de los principales beneficios de institucionalizar la Cultura e Inclusión Digital es la reducción efectiva de las brechas digitales, urbanas – rurales, generacionales, de género, educativas, las cuales limitan el desarrollo equitativo del país. A través de políticas que prioricen el acceso universal, la alfabetización digital y la formación continua, se pueden generar condiciones más justas para que todas las personas, sin importar su ubicación o contexto socioeconómico, accedan a oportunidades de educación, empleo, salud, participación ciudadana y emprendimiento digital. Esto no solo fortalece el tejido social, sino que también dinamiza la economía al incorporar nuevos actores al ecosistema digital.
Asimismo, incorporar la cultura digital como eje transversal en las políticas públicas permite fortalecer la sostenibilidad de la transformación digital. Una ciudadanía digital capacitada es más capaz de adaptarse a los cambios tecnológicos, adoptar nuevas soluciones digitales, exigir transparencia y ejercer sus derechos en el entorno digital. Esto crea un entorno de corresponsabilidad entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil, propiciando innovaciones centradas en las personas y sostenidas en el tiempo. Además, se refuerzan valores democráticos y éticos en el uso de la tecnología, fundamentales en un contexto global marcado por la desinformación, los discursos de odio y la vulneración de derechos digitales.
En conclusión, integrar la cultura e inclusión digital como componente clave de las políticas públicas permite preservar la diversidad cultural y promover la soberanía tecnológica.
La digitalización no puede suponer una homogenización de identidades, sino que debe ofrecer espacios para que las comunidades expresen su cultura, lengua y cosmovisión en el entorno digital.
Al mismo tiempo, una estrategia de transformación digital con enfoque cultural fomenta la creación de contenidos locales, el desarrollo de soluciones tecnológicas contextualizadas y la participación de diversos actores en la toma de decisiones. Esto fortalece la resiliencia digital del país y lo posiciona como un actor activo e innovador en la economía digital global.