En los 11 meses de gobierno del joven Daniel Noboa, la pendiente hacia abajo de nuestro desarrollo se ha inclinado, más aún, a un nivel de cero crecimiento. Ante esta realidad debemos hacernos cargo del problema todos los ecuatorianos: la élite económica, los dirigentes políticos, los académicos, la clase media alta y baja, los jóvenes que votaron por él, porque hemos dejado de participar en este siglo como si lo hicimos en el anterior, cuando había partidos políticos con dirigentes competentes y militancia con experiencia.
La riqueza petrolera se la gastó en infraestructura básica, en satisfacer demandas militares, en burocracia gubernamental, como si aquella nunca se iba a acabar. Pero esto sí puede suceder si no hay inversiones fuertes del exterior que sirvan para que el petróleo no se quede bajo tierra para siempre. Otros países petroleros constituyeron fondos enormes para atender el financiamiento del desarrollo a largo plazo y ahora son prósperos.
La geopolítica nacional, basada en la geo economía de regiones diversas como la Costa y la Sierra, determinó lamentablemente el clientelismo electoral y los múltiples subsidios equivocados que afectaron a la racionalidad fiscal durante 40 años. Todo esto produjo una concentración de la riqueza en pocas manos, cuyos dineros se sacaron al exterior, en lugar de invertir en el Ecuador. Creció la clase media alta y aumentó la pobreza de los ecuatorianos. Ahora toca decidir acciones que impliquen menos desigualdad, si queremos que no crezca más la narco violencia y la delincuencia organizada.
En medio de esta situación caótica no ha venido ninguna inversión extranjera importante y el país está en el despeñadero, con un decrecimiento del ingreso por habitante por debajo de cero. Ahora el gobierno de los jóvenes debe asumir políticas públicas virtuosas para revertir la tragedia energética, la dramática baja de la explotación petrolera, la perniciosa contradicción política, la carencia de probidad en la gestión pública y la propensión inusitada del presidente a viajar al exterior, sin resultado alguno, descuidando la gobernanza y afectando a los 17 millones de habitantes.