Se podrían mencionar en los últimos seis años numerosos antecedentes para graficar cómo las redes sociales han servido para movilizar a multitudes que manifestaron su descontento y sus demandas al Gobierno. Desde los jóvenes del 2007 en Venezuela ante el cierre de RCTV hasta la Primavera Árabe, las famosas redes sociales de Twitter y Facebook fueron herramientas que facilitaron la protesta ciudadana.
Para poder movilizar a multitudes por las redes sociales es necesario el acceso a ellas. Sin embargo, en un mundo globalizado y ya informatizado, los principales motivos por los cuales las personas no tienen acceso a Internet son por no poder pagar; o por obstáculos impuestos con un fin de control político de las multitudes. En este último caso, se trata de regímenes totalitarios, donde es limitado el acceso a Internet y existe un control estatal de la información.
Por ejemplo, en vísperas del derrocamiento del Régimen en Egipto, de los 80 millones de habitantes había apenas un aproximado de 15% de ciudadanos con acceso a Internet y 5% de usuarios de Facebook. En cambio en Argentina, donde movilizaciones masivas como el cacerolazo del 8N se realizaron a través de las redes sociales, dicha convocatoria se hizo libremente y fluyó fácil dado que el acceso a Internet llega a un 77%.
Según una encuesta de la agencia Reuters realizada con Ipsos Global Public Affairs, el 75% de los argentinos que se conectan a Internet son usuarios de Facebook y Twitter. Muy diferente es en Cuba, donde Eriberto Liranza, coordinador nacional del Movimiento Cubano de Jóvenes por la Democracia, ha sido detenido arbitrariamente y por varias horas por agentes de Seguridad del Estado acusado del “delito’’ de acceder a Internet.
A partir de este planteo parece obvio que en Cuba, la única dictadura remanente de la región latinoamericana, sea el lugar donde no hubo un efecto contagio de la ola de manifestaciones populares que lograron alzar su voz a través de la Red en los últimos tiempos. En la isla, solamente el 4% tiene acceso a Internet y por pocos minutos diarios; el 8% tiene acceso sólo a e-mail, y apenas el 21% usa celular.
La bloguera Yoani Sánchez, reconocida internacionalmente, es un caso especial dado que su misión en la vida se ha convertido justamente que Cuba deje de ser una particularidad y que tener acceso a Internet como acceso a la información sea un derecho vigente para todos los cubanos.
Desde el Proyecto Nuevo País, coordinado por Manuel Cuesta Morúa, que busca nuclear los distintos esfuerzos y movimientos que reclaman los derechos políticos, económicos, sociales y culturales en Cuba, convocan a todas las personas solidarias del mundo a colaborar para romper con esa barrera de información cargando crédito en los celulares y facilitar los tuits de denuncia.