Cuatro instituciones lideradas por una mujer y tres hombres, constituidas en el llamado Cuarteto para el Diálogo Nacional en Túnez, han sido designadas como ganadoras del Premio Nobel de la Paz del 2015.
¿Usted conocía los nombres de esas personas o instituciones? ¿Sabía quiénes son? Yo tampoco. Son, simplemente, cuatro ciudadanos que lideran cuatro agrupaciones de ciudadanos. No circulan por las calles de Túnez en grandes caravanas de vehículos, acompañados de sirenas, guardias y motociclistas.
No están investidos de poderes que les permitan imponer o hasta abusar. Son, simplemente, dignísimos representantes de una vigorosa sociedad civil que, una vez más y en otra instancia, ha mostrado el camino a seguir que los dirigentes políticos no encontraban.
El Cuarteto para el Diálogo Nacional en Túnez está compuesto por la Unión General Tunecina de Trabajo, la Confederación de Industria, Comercio y Artesanía de Túnez, la Liga de Derechos Humanos y la Orden Tunecina de Abogados – en síntesis, los trabajadores, los empresarios, los abogados y los defensores de los derechos humanos.
En lugar de aislarse unos de otros, parapetados tras muros de tradicional antagonismo ideológico, estas cuatro importantes organizaciones de la sociedad civil asumieron el inmenso reto de orientar el proceso social y político de su país a partir de la revolución de 2011, llamada la “Revolución de Jazmín”, que puso fin a la larga dictadura de Ben Alí.
El Comité Noruego del Premio Nobel destacó, en su anuncio del Premio 2015, “su contribución decisiva para la construcción de una democracia plural en Túnez,” agregando que “el Cuarteto estableció un proceso político alternativo y pacífico en un momento en el que el país estaba al borde de la guerra civil”.
La “Revolución de Jazmín” fue el primero de una serie de levantamientos populares que se describe como “la Primavera Árabe”, la cual, excepto en Túnez, ha degenerado en total caos en Libia, en la instauración de una nueva dictadura militar en Egipto, y en las indescriptibles tragedias de Siria y de Yemen.
Pero, según explicó la presidenta del Cuarteto, “Túnez ha presenciado una transición democrática basada en una vibrante sociedad civil que exige respeto por los derechos humanos básicos”.
Y, nuevamente según el Comité del Nobel, “el Cuarteto desempeñó un papel fundamental en las últimas elecciones democráticas en Túnez, allanando el camino a un diálogo pacífico entre ciudadanos, partidos políticos y autoridades, y ayudó a encontrar soluciones basadas en el consenso para una amplia gama de retos ante las divisiones políticas y religiosas”, lo cual “muestra que la sociedad civil, a través de sus instituciones y organizaciones, puede desempeñar un papel crucial en los procesos democráticos”. Un ejemplo digno.
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