La democracia es una medalla de dos caras: en una está el sistema de valores y en otra las instituciones. Me temo que en el Ecuador las dos caras están vacías.
En los Estados Unidos, por ejemplo, los principios democráticos eran compartidos por la comunidad y fueron recogidos primero en Declaraciones de Derechos y después en la Constitución de 1789, que sirvió de modelo a la de la mayoría de los países de hispano-américa, con la diferencia de que en éstos las Cartas Fundamentales fueron impuestas desde arriba, como un sombrero. Nuestra historia demuestra que las constituciones no nacieron de un pacto social y por ello no han tenido ni tienen la adhesión popular.
La democracia es una forma de organización estatal, sostenida por un sistema de principios. Esos principios, como la vivencia de la libertad en sus manifestaciones sociales y económicas, han estado ausentes, lo que explica la sucesión de gobiernos autoritarios, de golpes de Estado, de caudillismo y de populismo en nuestra historia.
Otro vacío es la falta de partidos políticos. Sin partidos políticos no hay democracia y a la inversa. Los partidos dejaron de ser intermediarios entre la sociedad y el Estado, perdieran vigencia por razones internas y falta de élite política. Apenas quedan movimientos electorales. Las consecuencias están a la vista: ochenta mil candidatos, dieciocho para Alcalde de Quito. Pequeños populistas repartidos por toda la República.
El país no quiere verdadera democracia y el ambiente está preparado para que el sucesor sea otro mesías.
A la crisis política sumemos la económica. El tema no requiere de muchas palabras, porque la situación se describe a diario. Pero sí conviene señalar que un grupo destacado de economistas anunció lo que se vendría si no se tomaban medidas correctivas. El señor Moreno, es cierto, no es la causa de la crisis, pero si el responsable de no haberla combatido. El pobre Ministro de Finanzas hace equilibrios para que la racionalidad supere el miedo a las encuestas, pero prevalece el temor a los ajustes y al que dirán si se busca acuerdo con el Fondo Monetario.
Se dio un paso importante al tratar de reducir el subsidio a los combustibles, cáncer que nos está matando. Vencieron los grupos de interés. Los empresarios privados, que alaban al mercado, fueron los primeros en salir a protestar: los amarrillos que prestan un servicio público y que viven del chantaje a los gobiernos débiles; los atuneros y camaroneros que exportan millones, pero que se van a la quiebra si se les quita el subsidio al diésel.
Si les es tan vital, que por ley se les convierta en sociedades de economía mixta con el aporte del diésel como inversión del Estado.
El bien llamado gobierno de transición, continuará transitando.