En diciembre del 2022, el INEC calculó que sólo el 36% de la fuerza laboral tenía un empleo adecuado. Eso significa que el resto, el 64%, tenía una ocupación no adecuada o estaba abiertamente desempleado.
Lo de “empleo adecuado” es un poco un eufemismo, porque para clasificar a esa categoría lo único que se requiere es ganar más del sueldo mínimo. Eso significa que ese 64% de personas con empleo no adecuado o desempleados, ganaban menos de 425 al mes.
Solucionar esto es más complicado de lo que parece, especialmente si se cree que se podría lograr simplemente reactivando la economía. En otras palabras, para solucionar el tema del empleo, no es suficiente crecer.
Porque, si bien ese 36% es un dato bajo, tampoco es que en el pasado haya sido mucho mejor. En realidad, el mejor nivel que tuvo el “empleo adecuado” fue en diciembre 2014, cuando llegó a 49%. O sea, hoy estamos mal, pero cuando mejor estuvimos, el empleo adecuado estaba sólo 13 puntos por encima de lo que está ahora.
Pero diciembre del 2014 fue justamente el fin de una era, porque llevábamos casi ocho años de espectaculares precios del petróleo, con un gobierno que de había gastado hasta el último centavo de los ingresos petroleros y que, además, se había endeudado agresivamente, para gastarse hasta el último centavo del dinero que le prestaban. Habíamos tenido una década y media de crecimiento ininterrumpido, quizás los 14 años de más crecimiento en la historia del país y, a pesar de eso, no logramos que más de la mitad de nuestra fuerza de trabajo tenga un empleo adecuado.
Porque si bien el crecimiento es importantísimo, para que eso se refleje en más empleos creados es necesario hacer cambios profundos en el mercado laboral para que las empresas dejen de tener miedo de contratar más empleados formales.
Mientras no hagamos eso, podemos tener décadas de crecimiento y no vamos derrotar al empleo de mala calidad. Sin reformas, crecer no basta.