Un ecuatoriano que vive ya mucho tiempo en Estados Unidos y ha venido por vacaciones, está escandalizado porque en las noticias de esta semana abundan los casos de corrupción. Había creído que algo se habría reducido considerando que se le combate por todos los flancos. La Asamblea Nacional tiene una comisión especial en la que disputan la presidencia, con ardor, los combatientes contra la corrupción. Está el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social al que le quieren liberar de otras funciones para que se dedique enteramente a combatir la corrupción. Está el Ejecutivo que prometió extirpar este mal mediante cirugía. Está la Contraloría que se especializa en exámenes especiales, en glosas y en destituciones de funcionarios de manos sucias. Están las comisiones anticorrupción, la prensa y los investigadores especializados en escarbar secretos. Está, en fin, la administración de Justicia con toda su parafernalia colateral.
Debe ser algo cultural, me comentó, porque los altos funcionarios nunca van a la cárcel y allá si caen, políticos, militares, funcionarios y policías.
Todavía no hemos inventado el sistema capaz de combatir la corrupción, le comenté, ni aquí ni allá. Le hice notar que todos los días se captura embarques de droga por tierra, mar y aire, en Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y otros países, casi todos en camino a Estados Unidos y, sin embargo, allá siguen tranquilos los importadores, distribuidores, vendedores, lavadores y consumidores.El caso llamado INA papers se ha paseado por todos los poderes, dependencias, funcionarios de control, fiscales y no pasa nada. Tampoco pasa nada con cientos de denuncias que aterrizan en la fiscalía y allí reposan por años hasta el olvido. Unos pocos funcionarios están acusados y otros están prófugos. Con ello nos contentamos.
La Contraloría ha ordenado la destitución de funcionarios pero, al parecer, para algunos es una institución que está pintada en la pared porque no se cumple la sanción o han sido premiados con cargos internacionales. Por eso el pueblo dice con sorna: los corruptos sí caen, pero caen para arriba.
Por el modo en que algunos funcionarios justifican su tarea, parece que el gobierno está embelesado con el milagro político operado en dos años y ha perdido todo sentido de urgencia en el cambio económico y en el combate a la corrupción. Los partidos y todas las organizaciones están paralizados por el miedo a la desestabilización y han olvidado que la oposición es necesaria. Tal vez el gobierno no sea tan débil como piensan las fuerzas políticas que le apoyan.
La lista de impuestos vigentes en Ecuador es espeluznante. Es imposible generar una economía en crecimiento sin una simplificación y reducción de los impuestos. En Paraguay acaba de aprobar el Senado la reforma que establece un sistema 10-10-10. 10% de IVA, 10% de impuesto a la renta y 10% de impuesto a las empresas. Buscan mayor recaudación sin subir impuestos.