La agencia de noticias económicas Bloomberg, propiedad del hoy alcalde de Nueva York, organizó un evento en Quito el miércoles pasado, lo cual por sí mismo constituye noticia. El más reciente acontecimiento de esa índole fue el de The Economist hace quince años.
Esto implica que Bloomberg estima que sus clientes multinacionales demandan conocer la situación económica del país más a fondo, previo a decidir invertir. Es un primer indicio que el Código de la Producción genera interés en la comunidad internacional.
Como suele ser en esos eventos, lo central es la presencia del Presidente de la República. En 1996, Abdalá Bucaram dejó plantados a los participantes, habiendo preferido reunirse con Lorena Gallo, que visitaba el país, y quien entonces gozaba de gran notoriedad por el cercenamiento que le perpetró a su esposo John Bobbit. Medio gabinete tampoco cumplió con su compromiso.
En aquella ocasión este columnista estuvo invitado a hacer una presentación. Recibí a la medianoche anterior una angustiosa llamada de los organizadores pidiéndome que en lugar de tratar un tema durante 30 minutos, me haga cargo de media agenda.
La actitud de Correa fue exactamente lo contrario. El Presidente llegó con puntualidad inglesa, y se disculpó que tarde se dio cuenta que se le había asignado solo 30 minutos para su presentación. Se había preparado para más de una hora, y sonreído, anunció a los presentes que “tendrán que trabajar hasta más tarde”.
Correa hizo lo correcto. La mayor parte de los presidentes, con su presencia, dan su aval a lo que van a explicar sus ministros, los expertos, y luego se van. En este régimen, el primer experto es el Presidente, y si cabía alguna duda, ese día quedó rotundamente despejada.
Su dominio de la ciencia económica, los lineamientos de sus políticas, los razonamientos tras ellas, los avances en los programas, son una fortaleza suya. Fue la oportunidad, como lo fue en noviembre en Guayaquil durante el congreso de industriales latinoamericanos, de demostrar el compromiso presidencial con las iniciativas que se presentan.
Ese fue el otro mensaje trascendente del día: la apertura a la inversión no es una iniciativa aislada promovida por la ministra Cely, sino que se origina en el propio presidente.
Pero: ¿Está todo el gabinete en la misma página?
Hasta ahora, para la comunidad internacional Correa es quien junto a Evo hace coro a Chávez en eventos político-folclóricos. Ahora deben corregir su apreciación.
El miércoles mientras Correa disertaba en Quito con experticia sobre su compleja política económica, en Caracas el venezolano balbuceaba palabras de apoyo para su aliado Gadafi, y le atribuía a Washington el mérito, que no tiene, de ser el gestor del movimiento democrático que convulsiona a Libia.