Vértigo e indignación, eso produce el anuncio que pasan en el canal de televisión ruso de la tercera temporada de ‘Conversando con Correa’ donde un prófugo de la justicia con cientos de denuncias, acusaciones y juicios encima, sonríe como si nada hubiera pasado e informa que invitará a personajes ad hoc para que le oigan dar cátedra sobre temas como: ¿Qué estrategias económicas son las que tienen éxito?
Pues sí, sobre esto va a pontificar el iluminado cuya política económica fue comandar una banda que saqueó y despilfarró los recursos de los ecuatorianos y que quiere aplicar la misma estrategia de la cleptómana Cristina para volver al poder. Por eso Virgilio Hernández, que alguna vez representó a los indígenas que luego persiguió su caudillo, cuenta en la radio, muy suelto de huesos, que fue a conversar con Correa en Venezuela, a donde el operador a sueldo de Putin había acudido para entrevistar a grandes personajes. (¿Se avecinan entonces eruditos diálogos con Maduro, Diosdado y el director del centro de torturas El Helicoide? ¿O entrevistará a Vinicio Alvarado, que también escapó hacia allá?).
Según Hernández, Correa les dijo que deben organizar una gran coalición para recomponer el desastre del morenismo. Seguramente pensaba en la coalición de las diversas mafias peronistas que van a recuperar la Argentina y lavar los expedientes de los perseguidos por corrupción.
No es casual que esto suceda al mismo tiempo que Laura Terán y Pamela Martínez explican con pelos y señales cómo funcionaba el sistema profesional de coimas dirigido desde la Presidencia de la República. Pero muchos se preguntan cómo puede haber tanto cinismo. Simple: para el canal RT que le concede el espacio, así como para los correístas abiertos o camuflados, todo es un montaje perverso del imperialismo yanky, la derecha y los medios de comunicación para impedir que los revolucionarios continúen su tarea liberadora. La razón histórica siempre se halla del lado de los buenos. O sea, de ellos.
Cuando empezó la serie de Correa, haciendo de tripas corazón vi su conversación con Michelle Bachelet, quien aceptó oírle hablar en nombre de los viejos tiempos y porque todavía no saltaban las peores acusaciones de corrupción. Hoy, luego del demoledor informe que presentó Bachelet sobre los crímenes del chavismo, el pana de Hugo no la invitaría jamás pues obviamente ‘se pasó al enemigo’.
La quiebra moral y el desaliento van en aumento cuando nos enteramos, por boca de Alexis Mera, que su equipo sigue tan campante en Carondelet. Y vemos un video donde el deleznable Santiago Cuesta le hace la segunda al presidente en un bolero espantoso, tal como Patiño acompañaba a Rafael en el mismo salón. Menos mal que existe una Diana Salazar que también quiere conversar con Correa, pero para mandarlo a la cárcel.
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