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Mientras esperaba turno en una barbería, veía uno de los noticieros que se transmiten al medio día. En la apertura, el periodista informó que se había cometido un asesinato en uno de los barrios de la ciudad de Guayaquil.

Las cámaras enfocaban el cuerpo del occiso y el lugar de los hechos. A continuación aparecieron frente a la cámara familiares íntimos que agobiados por el dolor contestaban a las preguntas del periodista.

La siguiente nota periodística hacía relación con un asalto a un chofer de un vehículo cuando se encontraba esperando a que cambie la luz del semáforo para continuar su periplo. Para cambiar la temática, se anunciaba que la atención en los hospitales públicos va de mal en peor. Que no hay medicinas en los centros de salud y los médicos no atienden de inmediato a los pacientes.

Los entrevistados daban fe de lo que el periodista decía. Luego aparecieron en la pantalla un grupo de ciudadanos acusados de traficantes de droga vestidos con unos trajes naranja a rayas parados enfrente de una mesa en donde aparecían una especie de ladrillos y armas de fuego. A estas alturas, ya habían pasado unos quince minutos desde que se inició el noticiero y hasta el momento no había ninguna noticia positiva. Para cerrar este tramo se transmitieron imágenes de la Audiencia de formulación de cargos que se debía realizar en la ciudad de Quito en contra de un coronel de la Policía que hacía de Jefe de la Escolta Legislativa el día del 30-S.

La sala llena de familiares, amigos, asambleístas a favor y en contra del oficial se decían barbaridades en el recinto donde se administra justicia.

Finalmente, la Audiencia no se pudo llevar a cabo por la ausencia de los testigos claves, y los ánimos se caldearon aún más. A la salida las cámaras enfocaban a una representante del movimiento indígena que lanzaba epítetos racistas a otro dirigente indígena. A estas alturas del noticiario, el peluquero se me acercó y me dijo que yo era el siguiente en la lista. Así que me senté en el sillón para cortarme el pelo, con un sentimiento de frustración, al ver en la televisión noticias que describen a nuestro país como un Estado fallido; donde no prevalece la ley ni el orden, dando la impresión de que las ciudades son tierra de nadie. Cuan alejados de la verdad están los contenidos de algunos noticieros que se centran en transmitir violencia, irrespeto a la ley y a los conciudadanos. Los ecuatorianos somos amables, hospitalarios, y sobretodo trabajadores.

Si un extranjero interesado en radicarse en Ecuador, viera por un par de días estos noticieros, seguro saldría volando. Es hora de cambiar los contenidos de noticieros para incluir hechos positivos que a diario acontecen en las diferentes regiones de nuestro país y que son los que contribuyen al progreso.

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