La vida prolongada, por inútil e inconsulta, del invento de las novelerías de Montecristi , solo desnudó la intención perversa del modelo.
Simular la participación ciudadana justificando en la arquitectura constitucional un nuevo poder del Estado, que supuestamente nacía en el pueblo y sus organizaciones sociales, para terminar sometiéndolo al poder concentrado y vertical, fue otra falacia más de la Revolución Ciudadana.
Hace menos de un año, el Presidente convocó a Consulta Popular para buscar un camino que desmonte la maquinaria del entramado jurídico urdido en lo que resultó un verdadero parto de los montes ( el parto de Montecristi y los pactos subterráneos).Una inmensa mayoría de ciudadanos dio el respaldo político a esta idea.
El nombramiento de varias personas de prestigio, presididos por la figura de Julio César Trujillo, y el encargo popular ha sufrido un desgaste evidente. No hay manera de reconstruir la arquitectura institucional dinamitada sin cometer errores y algunos desatinos.
Las jornadas dedicadas a examinar las conductas de varios funcionarios, los expedientes y roces inevitables, fueron desgastando paulatinamente las buenas intenciones y complicando el panorama.
El ejemplo más notorio fue el expresado en el Consejo Nacional de la Judicatura transitorio y los desacuerdos entre sus miembros, que mostraron episodios de la pugna y agotaron el proceso y, sobre todo, impidieron la evaluación indispensable y cabal de entidades como la Corte Nacional de Justicia y varias de las instancias judiciales que se propusieron en el punto de partida y que, para frustración de los ecuatorianos de bien, naufragó en el intento.
Por ahora nos hallamos inmersos en el envío de ternas para que se integre este Consejo definitivo y en la nominación de evaluadores de los aspirantes a la Corte Constitucional, CC -que en la siega del Cpccs t quedó acéfala- a la espera de la formación de una nueva CC, que se aspira, al menos sea de mayor calidad y bastante más independiente que la decapitada.
En medio de una tormenta y unos pronósticos de mayores turbulencias, el Presidente del Cpccs t propuso dos consultas populares a semana seguida. La opinión pública, los juristas y políticos empezaron a debatir enseguida la segunda de ellas.
Mientras está en marcha la elección por voto popular del Cpccs definitivo, se busca consultar al pueblo su supresión del texto constitucional, o al menos la acotación severa de sus funciones y alcances.
Visto el despropósito de la década parece una buena salida aunque compleja de aplica, primero porque no hay Corte Constitucional todavía para que emita un dictamen de procedibilidad de la posible consulta y luego porque nadie sabe si se requiere de una reforma o ir a otra Constituyente(¿ es parte inamovible de la Constitución? ) .
Mientras, en Bélgica, con una tasa humeante de café, el causante del caos colosal dibuja su sonrisa burlona ante su alter ego.