En el bienio 1950-1951, los principales temas que ocuparon al Consejo fueron la representación de China y la agresión a Corea. En 1949, Mao Tse Tung triunfó sobre Chang Kai-shek y exigió el reconocimiento de China Popular como miembro permanente del Consejo de Seguridad. Fue admirable la exposición que hiciera el Ecuador sobre el tema del reconocimiento de un Estado o un Gobierno y sobre la importancia jurídica y política del caso chino. Votó en contra de un proyecto soviético para expulsar al representante de Chang Kai-shek. Rechazada su iniciativa, el Embajador soviético abandonó el Consejo, decisión que tuvo un altísimo costo político para Moscú.
Washington lamentó la decisión de Moscú pero añadió que la ausencia de un miembro permanente no disminuye la autoridad ni las competencias del Consejo. En agosto de 1951, al ejercer la presidencia del Consejo, la URSS presentó cerca de 80 iniciativas para expulsar a China nacionalista, sin resultado. Entonces, el Secretario General distribuyó un informe en el que sostuvo que, para decidir sobre el reconocimiento de un Estado, había que examinar si ejercía control efectivo del territorio. China Nacionalista consideró que tal informe desbordaba las atribuciones del Secretario General. El Ecuador, por su parte, recordó que la Asamblea General había asumido competencia sobre el tema y anunció que no apoyaría a China comunista en el Consejo. Sin embargo, defendió el derecho de Pekín de presentar ante el Consejo su denuncia sobre los “ataques armados de Estados Unidos al territorio chino”.
El contenido doctrinario y político de la posición ecuatoriana, presentada por el embajador Antonio Quevedo, otorgó al Ecuador un papel destacado en el examen de este problema, cuya solución no se alcanzaría sino en 1971.
En junio de 1950, cuando Corea fuera invadida, el Ecuador manifestó que “la agresión a Corea Meridional ha puesto a prueba la capacidad de acción y la eficacia de la ONU para restablecer el orden e imponer la paz” y anunció que, “apoyará toda medida tendiente a la defensa inmediata del Estado víctima de la agresión”. El Consejo de Seguridad, en ausencia del representante soviético, pudo determinar, sin veto, que se había quebrantado la paz y autorizó el uso de todas las medidas colectivas para restablecerla. El Ecuador acordó contribuir con “materiales estratégicos y medicinas”.
La actuación digna, imparcial y soberana del Ecuador le dio visibilidad y prestigio, como también ocurrió en los dos bienios posteriores en los que integró el Consejo. Cabe preguntar qué ha hecho el actual Gobierno para propiciar que nuestro país, por cuarta ocasión, ocupe una silla en el Consejo de Seguridad.
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