Durante esta semana se ha hecho inocultable que desde el poder se desarrolla una intensa ofensiva contra determinados medios de comunicación privados. La intervención judicial y el allanamiento de Cablevisión a pedido de un grupo de medios privado, la inhibición de bienes del diario la Nación dispuesta a pedido de la AFIP, el dictamen el procurador que pide a la justicia que resuelva con rapidez medidas cautelares sobre la ley de medios, la aprobación en el Congreso con gran velocidad de la ley que permite el control estatal sobre la empresa Papel Prensa y las afirmaciones de un funcionario respecto a que puede aplicarse a los medios la ley antiterrorista, los casos más destacados. Muestran un objetivo claro: limitar la independencia de importantes medios privados. Ubicar a los medios como enemigo político suele caracterizar a los intentos de autoritarismo; respetar la libertad de expresión es un valor esencial en la democracia.
Políticamente, la experiencia concreta muestra que el poder político de los medios es limitado. Cuatro años atrás, el actual Gobierno ganaba con el 45% de los votos en un momento en que su relación con medios -que hoy ataca- era sensiblemente mejor. En cambio ahora, enfrentado a ellos, ha ganado por 9 puntos más.
Sobre el rol de los medios, Perón solía decir que cuando tenía los medios más importantes en contra ganó la elección de 1946 con más del 50% de los votos; en cambio, cuando cayó en 1955, los controlaba a todos.
Los tiempos han cambiado, pero el argumento de que los medios no permiten gobernar, en los hechos en la Argentina no tiene justificación, dado que el gobierno que inició su período el pasado 10 de diciembre tiene la mayor acumulación de poder político-institucional desde el restablecimiento de la democracia en 1983 y ello lo ha logrado pese a las crítica de los medios sobre los cuales hoy dirige su ofensiva.
Pero también es cierto que cuando la oposición se desarticula y se crean situaciones de virtual dominio o hegemonía política, como hoy sucede en la Argentina, los medios pasan a ocupar un rol más relevante, dado que sus opiniones pueden tener más repercusión que las expuestas por los dirigentes de una oposición dividida, fraccionada y sin liderazgo .
En términos regionales, distintas versiones de este conflicto se han registrado en los últimos años en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, los países alineados con un modelo que tiene Chávez como referente.
Cuando en 1811 se establecen las primeras disposiciones para defender la libertad de prensa, no podían imaginarse las múltiples formas que adquiriría la posibilidad de expresarse.