En el año 2001, el PIB por habitante del Ecuador fue $ 1,955; para el año 2006 había subido a $ 3,425 y para el año pasado ya estaba en $ 5,697. Los tres datos no son de ninguna manera comparables entre sí porque su crecimiento se debe en parte al aumento de la producción y en parte al aumento de los precios. Pero sí son comparables con los datos del PIB por habitante de otros países. Y en esa comparación, la evolución más reciente del Ecuador queda mal parada.
Recordemos que el PIB por habitante o per cápita (p.c.) es el resultado de dividir la producción del país para el número de personas que residen en él. Por lo tanto es un buen indicador de cuánto produce en promedio cada ecuatoriano. Y también permite hacer comparaciones entre países porque al estar ajustado para la población, se puede comparar sin problemas a países con diferente número de habitantes.
Lo que pasa es que al 2001, el PIB p.c. del Ecuador era casi un 25% más bajo que el de Colombia y un 5% menos que el de Perú. En realidad, era obvio que sea así porque nuestro país venía saliendo de una terrible crisis.
Pero los años entre 2001 y 2006 fueron de un importante crecimiento económico y la brecha con los países vecinos se cerró significativamente. En realidad, para ese año nuestro PIB p.c. era más alto que el peruano (en 4%) y la distancia con Colombia se había reducido a 8%. Ya no éramos el más pobre de los tres y la distancia con el más rico era significativamente menor.
Pero desde ese año el crecimiento de la economía ecuatoriana se desaceleró, mientras que el crecimiento de nuestros vecinos se aceleró. Y la brecha volvió a crecer.
Para el 2012, basado en información de las Naciones Unidas ajustada con datos de los respectivos bancos centrales, el PIB p.c. del Ecuador estaba 20% por debajo del de Perú y 35% más abajo que el de Colombia. Otra vez somos los más pobres del barrio y la brecha es cada vez más grande.
Las razones para esta evolución se pueden agrupar en dos grandes categorías: aquellas que explican por qué crecimos menos entre 2007 y 2012 que entre 2001 y 2006 (las razones “internas”) y las que explican por qué los países vecinos crecieron más en los últimos años (las razones “externas”).
En lo “interno” la lista es conocida por todos: inestabilidad jurídica con cambios tributarios, laborales y constitucionales sumado a un Estado lleno de burócratas convencidos que la producción es irrelevante y que al sector productivo se le puede exprimir sin problema porque “ya han ganado lo suficiente”.
En lo “externo”, la receta estuvo en mantener reglas claras, dar libertad a los mercados, no insultar a los empresarios, no pelearse con la banca, entre otros. Desgraciadamente, todo indica que por ahora la brecha crecerá aún más el próximo año.