“Compadres lindos”

¿Qué tienen en común los tres altos personajes del correísmo que han protagonizado una pelea a muerte en estos días: Carlos Pólit, ex contralor del Estado, ahora prófugo de la justicia; José Serrano, hasta el último viernes presidente de la Legislatura; y Carlos Baca, todavía Fiscal General del Estado, aunque en curso de juicio político y previsible destitución? Los tres, que se mantuvieron en su momento como cercanos colaboradores de Rafael Correa, ahora se declaran víctimas de una trama de persecución, engaño y traiciones y se proclaman abanderados de la lucha contra la corrupción.

Sin embargo, contra Pólit se siguen procesos penales por las acusaciones de haber recibido pagos de Odebrecht por más de USD 10 millones para favorecer a la constructora brasileña. Días atrás nos enteramos, por su propia confesión, que había tendido una trampa a Serrano al grabarle el audio que exhibió el Fiscal del Estado. En esa conversación, Pólit trata a Serrano de “compadre lindo”. Pero después de la resolución de la Asamblea de cesar a este como su Presidente, el Contralor de la década afirma sin rubor que se propinó al anterior régimen el “primer golpe duro en estos años que se ocultó la verdad, que persiguieron, que apresaron gente, que hicieron la trama del 30-S”. Claro que no explica por qué no dijo esta boca es mía sobre todo ello durante los 10 años como Contralor.

La conversación telefónica con quien se halla prófugo en Miami, el tono del diálogo y su escandaloso contenido, como la intención de “bajarse al Fiscal” y otras graves insinuaciones contra el funcionario de marras, tuvieron el poder de una bomba mortal contra las ambiciones políticas del Presidente de la Legislatura. El estallido también afectó al Fiscal, que difundió el audio sin justificar antes cómo y bajo qué condiciones legales lo había obtenido. En este enfrentamiento, Serrano activó otro artefacto explosivo contra el Fiscal: el documento que no aparecía en los archivos de la Contraloría en el cual se registra el destino de unos gastos reservados de la SENAIN, con pagos para Baca y los otros integrantes de la Comisión correísta que investigó el 30-S y con pagos para la edición de videos favorable a la versión del intento de golpe de Estado y de magnicidio.

La avasalladora propaganda que sostuvo la práctica política durante la pasada década ayudó a extender la indiferencia ética en donde germina la desvergüenza: la mentira se tornó en moneda corriente, y el cinismo, en hábito de las palabras y acciones.

En la sórdida trama recién exhibida de delaciones y ocultamientos todavía queda mucha tela por cortar. Una justicia independiente deberá cumplir el sanitario papel de una investigación a fondo. Mientas tanto, no se reparará el daño social causado por los otrora panas, hermanos y compadres lindos.

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