Ahorrar en Caracas

Es difícil imaginarse el día a día en Venezuela, pensar cómo será sobrevivir con esa inflación de 1’000.000% (un millón por ciento) que ese país tendrá hacia fines de año. Más complejo aún es imaginarse cómo sobreviven los venezolanos dentro de ese caos económico.

Para tener una idea de lo qué significa una inflación de esa magnitud, piense que un producto que el 1 de enero costaba un bolívar, costará, a fin de año, 10.001 (diez mil un) bolívares. Piense sólo en la agilidad mental que habrá que desarrollar para saber, si en un día cualquiera, algún producto es caro o barato, tanto en términos absolutos, como en relación al resto.

Para complicar las cosas, en enero de este año, en Venezuela no se podía comprar nada con un bolívar (a esa fecha un bolívar equivalía a algo menos de un milésimo de un centavo de dólar). Por lo tanto, los precios de bienes de consumo usuales eran en millones de bolívares. Eso significa que algo que a inicio de año costaba un millón, a fin de año estará en 10.001’000.000 (diez mil un millones) de bolívares.

¿A que ya le están mareando tantos ceros?
Pero bueno, la compra y venta de productos es la parte fácil. Ahora, imagínese algo tan complejo y elaborado como ahorrar, digamos, el equivalente a 10 dólares por tres meses.

Pero antes piense cómo ahorraría 10 dólares por tres meses en el Ecuador. Probablemente, tomaría un billete de esa denominación, lo doblaría y lo colocaría en su billetera y lo sacaría luego de 90 días. También podría recurrir al consabido sobrecito en el cajón del velador y, si es alguien altamente sofisticado, hasta podría depositarlo en una cuenta de ahorros y usar un cajero automático para retirar el dinero al final del plazo.

¿Pero cómo lograr algo tan sencillo en un país en el cual comprar dólares es ilegal, donde el dinero pierde cada día un 3% de su valor y donde el equivalente a 10 dólares eran, en enero de este año, unos 11 billetes de la denominación más alta? Evidentemente lo del billetito en el bolsillo lateral de la billetera queda descartado, pero el mismo ahorro en dinero también queda descartado porque al cabo de tres meses su plata valdrá una fracción de lo que valía cuando decidió ahorrar.

Pues los venezolanos han demostrado su infinita creatividad ahorrando en productos físicos.

Parecería que la leche de larga duración es uno de los objetos más usados para guardar valor. Así que una estrategia sensata sería comprar unos 6 u 8 litros de leche (es cara la leche en Caracas) y tenerlos guardados por tres meses para luego revenderlos.

Tristemente, esta historia que hasta puede parecer divertida, es una tragedia económica de proporciones nunca vistas en un país que no esté en un conflicto armado. Maduro y su política son peores que muchas guerras.

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