El plebiscito realizado en Colombia, el 2 de octubre en curso, para refrendar los acuerdos concertados en La Habana entre el Gobierno y las FARC, con miras a construir una paz estable y duradera tras una guerra interna de 52 años, tuvo un desenlace negativo y desconcertante a la luz delas expectativas oficiales y de la comunidad internacional. En efecto, dada la trascendencia del tema, la atención general se centró en el curso de las negociaciones y se generó la percepción de que el acuerdo suscrito el 26 de septiembre sería refrendado por el voto popular en el acto soberano del 2 de octubre. La abstención de un 60 por ciento de votantes y la victoria del “no”, por una mínima diferencia, suscitó una explicable perplejidad en los diversos círculos de opinión. Si partimos de la consideración de que todos los colombianos desean la paz y que esta división interna, no exenta de matices políticos, no es un rechazo al acuerdo sino a las condiciones que prevalecieron en su negociación, el triunfo del “no” introduce de todas maneras un elemento de incertidumbre en el proceso de paz, que ahora requiere una nueva dinámica, compleja por cierto, para alcanzar su objetivo.
Conviene recordar que las negociaciones en La Habana se desarrollaron por el lapso de cuatro años, en el marco de una agenda amplia y compleja, compuesta de los siguientes puntos: 1) Política de desarrollo agrario integral; 2) Participación política; 3) Fin del conflicto; 4) Solución al problema de las drogas ilícitas; 5) Víctimas; y, 6) Implementación, verificación y refrendación. Cada uno de los puntos de la agenda se desarrolló mediante varios temas específicos que matizan los diversos ángulos de la problemática.
Frente al resultado del plebiscito, varios gobernantes manifestaron su apoyo al Presidente Santos por sus esfuerzos en favor de la paz. El vocero del Departamento de Estado dijo: “Colombia puede contar con el continuado apoyo de EE.UU. mientras sigue buscando la paz democrática y la prosperidad para todos los colombianos”. El Presidente de Francia le expresó su respaldo y elogió “el coraje político” de Santos.
El Presidente Santos, en cuanto conoció el resultado oficial de la votación popular, reiteró su determinación de seguir luchando por la consolidación del proceso de paz, dispuso entre otras cosas que una comisión dialogue con los promotores del “no”, invitó a las diversas fuerzas políticas a sumarse a los esfuerzos pacifistas, y anunció que continúa vigente el alto al fuego bilateral. Dentro de esa línea de acción, mantuvo ya un diálogo personal con el expresidente Uribe, su más virulento antagonista y líder de la tendencia del “no”. La tesis esencial del uribismo es la de proclamar “paz con justicia”, para evitar la impunidad de los autores de crímenes de lesa humanidad y restringir la participación de los elementos de las FARC en la política contingente, así como profundizar la lucha contra el narcotráfico.