“Cristal, oro y rosa. Alba en Palestina. Salen los tres reyes de adorar al rey, flor de infancia llena de una luz divina que humaniza y dora la mula y el buey” (Rubén Darío).
Los reyes magos proclaman que ha nacido el rey de los judíos. Herodes, el Grande, teme por la sucesión del reino. Esclavo de augurios y días de piedras negras, averigua dónde ha nacido el niño rey y ordena degollar a todos los varones menores de dos años nacidos en Belén.
María y José huyen a Egipto, adonde, hacía siglos, habían huido los hijos de Jacob, acuciados por el hambre. Una vez establecidos los de Jacob, se habían multiplicado, y aunque esclavizados eran una amenaza para el reino. El faraón los persiguió. Todos los niños judíos debían ser exterminados. Se salva, providencialmente, Moisés. Él había de sacar a los judíos de Egipto y encaminarlos a una tierra prometida por Dios a Abrahán, luego de someterlo a la prueba de matar a Isaac, el hijo único, en quien se habían de cumplir todas las promesas. Abrahán obedece, pero al momento de sacrificar a su hijo, Dios le libera de esta prueba. Obediencia ciega, temor.
Temblor. Con el Señor de los Ejércitos no se juega. La fe es un absoluto sin condiciones. Dios no se perdona a Sí mismo. En el monte Calvario, sacrifica a su hijo para salvar a toda la humanidad, la de ayer, la de hoy, la de mañana.
Tirano Herodes. Tirano Faraón. ¿Tirano el Señor de los Ejércitos? Hablando de tiranos en América Latina: los Somoza en Nicaragua, los Castro en Cuba, los Ríos Montt en Guatemala, los asesinos de monseñor Romero y de los jesuitas de la Universidad de Centro América, los Ortega en Managua, los Chávez y Maduros en Venezuela, las FARC y los del ELN en Colombia, Fujimori y Montesinos en Perú, Morales en Bolivia, Stroesner en Paraguay, Pinochet en Chile. La guerra sucia en Argentina y Uruguay, la dictadura militar en Brasil. “Conoceréis el bien y el mal” y por tanto, mintieron y asesinaron. Instrumentos de un Dios tirano para probar a los pueblos y castigarlos por estúpidos y vanos.
A nosotros consagrados al Sagrado Corazón de Jesús nos cupo en suerte un tirano integral. Nos metió en una jaula de leyes para mantenernos esclavizados. Nos azotó con su lengua monstruosa. Cínico, se creó una imagen de salvador todopoderoso. Comulgaba y nos dejó endeudados, empobrecidos, con mala educación y salud postergada a meses venideros. Causa de nuestra miseria y desempleo.
No nos queda más que condenarlo a años de cárcel y si no devuelve lo robado, que muera en prisión. “Monstruo que al patíbulo infamara”, azote de Dios, causante de que algún día Colombia nos invada, Perú nos engulla y China nos ate una correa al cuello y nos pasee para vergüenza total.
Y casi todos humillaron los lomos. La Iglesia Católica chantajeada no ladró y sí movió el rabo. Los intelectuales de Izquierda nada vieron, sino el brillo de los empleos. Hubo rebuznos y coces.