El desconocimiento de las problemáticas de la ciudad, la inexperiencia, la corrupción, la poca preparación y formación, así como la falta de liderazgo y de una visión de futuro han hecho que la ciudad de Quito se halle en una profunda crisis. Crisis que se ha agudizado luego de que se han hecho públicos presuntos actos de corrupción cometidos por el actual alcalde, Jorge Yunda, así como sus más cercanos familiares y colaboradores.
Muchos de los problemas más graves que tienen los países se expresan y manifiestan en las ciudades: contaminación ambiental, pobreza, marginalidad y altos niveles de hacinamiento, educación y salud de mala calidad, vialidad e infraestructura pública en mal estado…
Lo mencionado anteriormente debería ser parte de la agenda de trabajo de un alcalde. Sin embargo, muchos de estos aspectos no han sido atendidos por los vacíos que tiene Yunda, mucho más cuando ahora buena parte de su tiempo lo está dedicando a defenderse frente a las acusaciones de corrupción.
Tras la pandemia, algunos de los problemas antes mencionados han tomado especial relevancia: reactivación económica, movilidad y el transporte, colapso de la gestión de residuos y salud en el marco de la pandemia.
De acuerdo al INEC, Quito es la ciudad más afectada el Ecuador por el deterioro del empleo. Durante el primer trimestre del 2021, la tasa de desempleo se ubicó en el 13,5%. Estos datos tienen estrecha relación con la situación de la economía en el Distrito. La Agencia de Promoción Económica (ConQuito) no se ha concentrado en los problemas gruesos del sector sino en acciones puntuales de impulso del emprendimiento. Sin embargo, se requieren políticas públicas y acciones tendientes a reforzar la reactivación de los pequeñas, mediana y grandes empresas.
¿Qué decir de la movilidad y el transporte? Un caos. Los problemas de congestión vehicular se agudizan, al mismo tiempo que el arranque del metro de Quito se dilata en el tiempo. El metro podría solucionar muchos de los problemas de movilidad, pero el actual alcalde no toma cartas en el asunto y sigue demorando la finalización de la obra y el arranque del proyecto. No es un asunto técnico sino eminentemente político. Yunda no quiere desagradar a los transportistas.
En lo que respecta a la gestión de residuos sólidos, tampoco hay certezas. El actual relleno sanitario del Inga está por colapsar. También hay problemas en la recolección de la basura y la falta de repuestos de los camiones recolectores.
En el tema de salud en el marco de la pandemia del covid, más que comprar pruebas de detección, se pueden hacer muchas más acciones en el ámbito de la prevención y atención. El trabajo conjunto con otras instituciones del Estado podría ser importante, ahora que se ha puesto especial énfasis en la vacunación. El municipio debería dar más facilidades.
Esperemos que la situación legal de municipio se dilucide pronto y el reemplazo de Yunda asuma con entereza todos estos desafíos.