Los hábitos de los misóginos enardecidos volaron en girones. Sí, han quedado en evidencia. Su aversión a las mujeres, porque reciben una pensión alimenticia para sus hijos, ha sido expuesta en los últimos días y ha mostrado, ha desnudado otra vez, al Ecuador androcéntrico.
¿Cuál androcéntrico? Ese en el cual un hombre manda a hablar “de maquillaje pero no de economía” a una mujer precandidata a la Presidencia de la oposición. Ese en el cual un hombre califica de “neuróticas” a quienes lo increpan. O ese en el cual un hombre llama “gordita asambleísta” y “zorra” a una mujer del oficialismo. ¿Si no es misoginia qué?
Las más graves, sin embargo, son las reacciones por la enésima orden judicial contra un enésimo padre que adeuda una enésima pensión alimenticia para un hijo. ¿Las más graves? Sí. Es inaceptable que nadie hubiese reparado en los derechos de la niñez. Nadie.
Acusar a una mujer madre de tener hijos como ‘negocio’ es vulnerar a su niña. Mancillar públicamente a la mujer -en carta, con nombres completos de madre e hija- para justificar el retraso de pensión fijada por juez es vulnerar a su niña. Propagar la carta, sin más -en redes y medios-, es vulnerar a la niña.
Señores, en Ecuador rige el principio del interés superior de los niños. Y aquello supone (legisladores, periodistas y defensores de DD.HH. debieran saberlo) que en caso de conflicto prevalecen los derechos de los niños sobre los de los demás. “Los niños tienen derecho a que se respete su integridad personal, física, psicológica, cultural, afectiva y sexual” (Código de la Niñez, art. 50).
Sí. El caso se suma a la impagada deuda con la niñez. Ya en Ecuador hay niños que viven sin padre ni madre (5%) o que todavía no han sido inscritos (10%), como para reducir la paternidad responsable a un asunto mercantil. Señores, si alguien se siente cajero automático es porque como padre ha renunciado a sus hijos.
Sí. Cabe debatir de paternidad, pero lo urgente es parar el machismo. O, caso contrario -con misóginos hasta en la esfera pública-, solo se rifará lo más preciado de esta sociedad: la niñez.