En la curiosa y única economía ecuatoriana ocurren cosas inesperadas. La relación causa-efecto entre ciertas variables es muy distinta a la que se aprende en los libros de texto y a lo que pasa en otros países.
Por ejemplo, acá ocurre que “cuando sube el gasto público, aumentan las tasas de interés”. Y esto se da, incluso, si el gobierno se endeuda en el extranjero.
La conexión entre los dos temas es la siguiente. Cuando sube el gasto público (suponiendo que nada más cambia en la economía) las finanzas del gobierno se debilitan. Cuando las finanzas del gobierno se ven más frágiles, su imagen internacional empeora y sube el riesgo país.
Ese famoso riesgo país es la tasa de interés “extra” que paga un país riesgoso al endeudarse. Actualmente, si los Estados Unidos pueden endeudarse al 2% a 10 años plazo, el Ecuador puede obtener un préstamo similar a 10%, por lo que el riesgo país son esa diferencia de ocho puntos porcentuales entre la tasa que paga el Ecuador y la que pagan los EE.UU. (en Colombia y Perú son sólo dos puntos, en lugar de ocho).
Específicamente, esta “tasa extra” es proporcional al peligro de que el país deje de pagar su deuda externa. Porque esa diferencia, esa prima por riesgo país, aumenta cuando empeora la “amenaza” que representan las finanzas del gobierno. Ese riesgo, obviamente, crece cuando se debilitan las finanzas públicas y, por ejemplo, cuando el gobierno aumenta su gasto.
Y aquí viene la característica casi única del Ecuador que, al ser dolarizado, tiene una conexión directa entre el riesgo país y la tasa de interés que cobran los bancos. Porque un banco nunca va a ser tan loco de prestar dentro del país a una tasa menor de la que le prestan al país en el exterior. En ese caso, es más fácil comprar bonos del Estado que rinden más.
Además, como nuestra moneda es el dólar, la tasa de riesgo país pasa al mercado financiero local sin ningún filtro, sin monedas que se pueden devaluar.
Con una economía tan alicaída como la que tenemos, donde el Banco Central acaba de ajustar hacia abajo sus proyecciones de crecimiento, sería ideal bajar las tasas de interés.
Pero, siguiendo con el análisis anterior, si queremos reducir las tasas de interés en el país, es necesario mejorar las finanzas públicas, o sea, es clave no aumentar el gasto público y no reducir impuestos, porque una caída de impuestos tiene un efecto similar a un aumento del gasto (en la capacidad de pagar la deuda externa).
La disciplina fiscal no es lo más agradable que puede haber en el mundo, a todos nos encantaría que el gobierno gaste más o cueste menos, pero eso tendría un alto costo, por ejemplo, encareciendo los créditos en el país.