Navegamos en un océano de información. Y podemos ahogarnos asfixiados por exceso de noticias. Hay, pues, que ponerse a dieta de novedades y no tragárselas sin la sal y sin la pimienta de un análisis razonado y afectivo.
Les contaré una historia dramática que muchos de ustedes ignoran. Para el análisis de ella, necesitan recordar dos principios políticos. Necesitan, además, lavar el corazón de cualquier afecto a favor o en contra del personaje principal.
Primer principio: “Un Estado sin poder soberano no es Estado. Un Estado con poder soberano que no esté sometido al Derecho no es Estado”. Será una melancolía sostenida por cuatro fusiles.
Segundo principio: La “Razón de Estado” es un truco para ir contra el Derecho. Si hay una situación muy grave para imponerla, acúdase a la Corte Suprema del Estado para que autorice suspender el ejercicio del Derecho en un campo limitado y en un tiempo fijo, tembloroso y rápido.
El personaje principal es el rey Felipe II de España, de la América española y de algunas regiones de Europa. Doble limpieza, pues, de las simpatías y antipatías del corazón hacia dicho rey. Antipático para muchos, por el uso efectivo de la Inquisición. Rey simpático para otros, precisamente, por el mismo motivo.
Personajes del drama: -Felipe II, rey. -Juan de Austria, hermano bastardo del rey. Lucha contra los separatistas de los Países Bajos. -Antonio Pérez, secretario del rey. -Juan de Escobedo, secretario de Juan de Austria. -princesa de Éboli, ex amante del príncipe Felipe. -Diego de Chaves, confesor del rey. -marqués de los Vélez, miembro del Consejo de Estado. -esclava morisca. -matones.
Crisis financiera en España. Juan de Austria pide, por medio de Escobedo, dinero para la guerra. El rey piensa que Escobedo conspira. Ordena a Pérez deshacerse de él. Pérez y Escobedo son amigos. Escobedo visita a Pérez. Lo halla follando con la princesa de Éboli.
Según Iván Coulas, en su biografía de Felipe II, “- ¡Es in- admisible!, exclama Escobedo, -¡Estoy obligado a advertírselo al rey!”. “-Escobedo, grita furiosa la princesa- ¡“Haz lo que quieras! A mí me gusta más el trasero de Antonio Pérez que la persona del rey”.
Se ejecuta la orden de Felipe. Envenenan la sopa servida por una esclava morisca. Escobedo no muere y denuncia a la esclava. Aunque inocente es llevada a los jueces y ahorcada en la plaza de Madrid. Días después, matones contratados asesinan a Escobedo en una calle de Madrid. Es Semana Santa. El rey siente remordimientos de conciencia. Consulta a su confesor y a Vélez.
“Ambos opinan que la razón de Estado pone al príncipe por encima de las leyes cuando se trata de eliminar a un enemigo de la corona.”
Analiza, lector este caso. ¿Tal vez algún parecido con hoy? Quizás, quizás.