La existencia de un sistema jurídico paralelo a la justicia común, como se pretende que funcione la justicia indígena, es algo que, contra toda expectativa sí puede funcionar. Eso ocurrió con la sharía en Grecia, por casi un siglo. Pero sólo logró funcionar porque las condiciones eran muy distintas a las nuestras, a pesar de lo cual se la derogó porque violaba los derechos humanos.
El fin de la I Guerra Mundial coincidió con la caída de varios imperios, entre esos el Imperio Otomano, de cuyas cenizas surgió la actual República Turca. En realidad, la misma existencia y las actuales fronteras de Turquía se definieron en el Tratado de Sèvres (1920) y, sobre todo, en el de Lausana (1923).
Eso cambió las fronteras entre Grecia y Turquía y dejó una importante minoría musulmana dentro de Grecia, más exactamente en la zona de la Tracia Occidental. Los tratados mencionados obligaron a Grecia a respetar la obligatoriedad de la sharía dentro de esa minoría.
La sharía es el derecho islámico, con fuentes que se remontan al siglo VII y está detalladamente codificado, con jurisprudencia de bastante más de un milenio.
Grecia respetó el Tratado de Sèvres y permitió la aplicación de la sharía en múltiples esferas de la vida de su minoría musulmana. Hay autores que argumentan que los griegos fueron más allá de su obligación (bajo derecho internacional) de respetar la aplicación de la sharía y que quizás lo hicieron por una cierta “cautela”, por no quedar mal ante el mundo por ignorar la especificidad de una minoría y por dañar aún más las relaciones con sus vecinos turcos.
El hecho final es que la sharía rigió para los musulmanes en Grecia por casi un siglo hasta que, en 2018, la Corte Europea de Derechos Humanos dictaminó que no podía seguir aplicándose de manera obligatoria a una parte de la población. El argumento central del fallo fue que la sharía violaba el principio de no discriminación, al otorgar significativamente menos derechos a las mujeres.
Poco después, el parlamento griego modificó las leyes para que la sharía sólo se pueda aplicar a quienes voluntariamente acepten su vigencia.
De manera que, en Grecia, por casi un siglo estuvieron vigentes dos sistemas jurídicos, uno de ellos que podría definirse como la justicia común, occidental, aplicado para la abrumadora mayoría de griegos y el otro la sharía, aplicado obligatoriamente para una minoría.
Si a pesar de múltiples tropiezos se logró mantener por tanto tiempo fue porque la sharía está codificada hasta el más mínimo detalle sin dejar espacio para la interpretación y porque Grecia fue especialmente cauta en respetarla. Pero no pudo sobrevivir a sus flagrantes violaciones a los derechos humanos.