En septiembre 2016, la OPEP acordó reducir la producción a partir de enero. Al acuerdo se sumaron Rusia y otros países no OPEP. El mercado reaccionó con un alza en el precio.
En mayo 25, la OPEP prorrogó el recorte de la producción hasta marzo 2018, y se desplomó el precio. El WTI, crudo marcador, cayó por debajo de USD 43 el barril, de vuelta al nivel de agosto de 2016.
Las perspectivas del mercado petrolero son malas. Bajo la iniciativa de Mohamed, el joven y osado hijo del rey saudí Salman, hoy nombrado príncipe heredero, Arabia lideró el cambio de política de la OPEP, vigente este año, de defender precio y no participación de mercado. El objetivo es que con menor producción, se reduzca el exceso de crudo en el mercado. Pero al cabo de seis meses persiste el exceso de crudo, y la producción de petróleo de esquistos en EE.UU. se ha dinamizado con el mejor precio. Se pronostica que en 2018 EE.UU. alcanzará un nuevo récord de producción, superior a los 10 millones de barriles diarios alcanzados en 1970.
A menos de USD 43 el barril de WTI, el crudo nacional se vende en promedio a USD 38. El Presidente Moreno, en los siete meses que le tocan administrar de 2 017, tendría un precio promedio de US D40. Para el año 2 017 de manera integral, sería de alrededor de USD42, igual que en 2015. En 2015, a ese precio, todo el dinero del petróleo se fue a cubrir costos de Petroecuador, entre ellos pagar a contratistas e importar combustibles que se venden con subsidio. No hubo ingresos petroleros para el Presupuesto. La situación no será muy distinta este año.
Mientras tanto, la producción ha caído 3% en los primeros cinco meses del año; no se sabe cuánto por cumplir con el acuerdo OPEP, y cuánto por lo menor inversión de las petroleras, resultado de la acumulación de atrasos por USD 2 mil millones. Para este año estaba previsto un aumento en la producción por la incorporación del ITT.
El gobierno anterior se mantuvo en la ilusión que la caída del precio era momentánea, y ese fue su pretexto para no ajustar la economía. Hoy ya son tres años desde que se inició la caída, y la OPEP ha fracasado en recuperarlo. Ante la crítica que se le hacía por el excesivo gasto público, el presidente Correa respondía que los ingresos corrientes sustentaban el gasto corriente, los ingresos petroleros la inversión, y por lo tanto si caía el precio, bastaba dejar de invertir. Pero el gobierno no bajó el gasto cuando cayó el precio; más bien recurrió al endeudamiento.
Mantener un presupuesto de inversión pública, financiado con deuda de un costo de alrededor de 9% anual, y en obras de dudoso aporte a la productividad, es insostenible. El ajuste vendrá, y mejor hacerlo gradualmente, en proceso controlado, y no de un sopapo el día que se seque el crédito externo.