Petróleo al alza, pero con tope
El precio del petróleo está al alza y podría mantenerse subiendo por un tiempo, pero, a diferencia de épocas pasadas, ese precio tiene un tope.
El precio del barril llegó a su mínimo más reciente en enero de 2016, cuando el Ecuador llegó a vender su crudo en menos de USD 22. Luego se recuperó rápidamente y se estabilizó alrededor de los USD 50 por bastante más de un año, hasta fines del 2017. Durante el 2018, el precio del crudo estuvo subiendo hasta octubre, en que llegó a un récord cercano a los USD 70 por barril.
Pero después vino una caída que sorprendió a muchos y para diciembre 2018, el petróleo ecuatoriano estaba, otra vez, por debajo de los USD 50. Afortunadamente, desde esa fecha ha habido una constante recuperación del precio que hoy debe estar negociándose en valores superiores a los USD 60 por barril.
El precio del petróleo depende de centenares de factores, cuyo nivel de influencia varía con el tiempo. De esos múltiples factores, hoy hay tres que merecen especial atención, dos que jalan el precio hacia arriba, Venezuela e Irán, y uno que lo jala hacia abajo, los EEUU.
Empecemos por aquello que frena al precio del barril, que es la enorme producción norteamericana de crudo. En la última semana de marzo, los EEUU produjeron algo más de 12 millones de barriles diarios, lo que es más del doble de lo que producían en una fecha tan reciente como el 2012.
Mucho de ese crudo adicional viene de yacimientos de petróleo de esquisto. El esquisto es un tipo de roca porosa que tiene crudo atrapado en su interior y que, gracias a recientes avances en la tecnología de extracción, cada vez se lo obtiene con menores costos. Con esta producción adicional, los EEUU pasaron de ser un significativo importador neto de crudo a ser un pequeño exportador neto, lo que ha frenado el precio del petróleo en el mercado internacional.
Y es central comprender que la producción del crudo de esquisto puede reaccionar rápidamente ante variaciones de precios, es decir, sin mayores problemas, sube con precios altos y cae con precios bajos y, justamente por eso, hace el papel de un “tope” al poder inundar el mercado o secarlo con relativa facilidad.
Venezuela aporta en la dirección inversa, porque su producción está desplomándose de niveles superiores a los cuatro millones diarios a escasamente un millón de barriles al día. Irán no tiene un problema de producción, sino de comercialización por las sanciones reimpuestas por el gobierno de Trump.
La suma de estos factores indicaría que el precio del petróleo, elemento clave para nuestra economía, podría seguir aumentando por un tiempo, pero difícilmente podría llegar a los espectaculares niveles de hace una década por el limitante que implica el ya nombrado esquisto.