Ha transcurrido el primer mes del Presidente Moreno y el tema económico demanda atención inmediata. Por estrategia política puede entenderse acciones graduales y calibradas, sin embargo, durante un cierto tiempo el país le permitirá al nuevo gobierno responsabilizarle a la anterior administración de la crítica y vergonzosa situación económica heredada, luego de lo cual los problemas se le imputarán al actual gobierno.
En el ámbito fiscal se pueden observar al menos 3 grandes problemas: tamaño y rol de Estado, déficit fiscal y formas de financiarlo y estructura y comportamiento de la deuda pública. Deben definir el rol del Estado y delegar al sector privado lo que le puede corresponder y para ello es necesario poner metas de gasto público frente al PIB a fin de alcanzar un porcentaje no mayor al 30% para finales del gobierno. Deben establecerse metas de déficit fiscal por año hasta alcanzar el equilibrio el 2021 y definir claramente las fuentes de financiamiento. Se requiere, sin duda alguna, un programa económico desarrollado por el gobierno pero con el aval internacional de los multilaterales para replantear la estructura de la deuda pública, sobre todo la externa, bajar el riesgo país y conseguir nuevos recursos pero en mejores condiciones financieras.
En lo externo, las prioridades deben enfocar 2 decisiones importantes: robustecer el comercio exterior con un cronograma que persiga acuerdos internacionales de comercio con una readecuación de nivel arancelario y garantizar estabilidad tributaria por los siguientes 4 años. Además se necesita la reducción y eliminación de varios impuestos para atraer significativa inversión extranjera.
En el sector monetario y financiero se deben ejecutar al menos 2 acciones de forma inmediata: la restitución de la liquidez, aunque sea en forma gradual y escalonada, de las reservas internacionales que se prestaron al gobierno e independizar al Banco Central y al IESS del gobierno central a fin de que operen de forma autónoma y puedan cumplir el rol para lo que fueron creados.
Una manera de mejorar la productividad de la economía, competir más eficientemente en el mercado internacional y aumentar el empleo es con la decisión económica número 8 que pasa por reducir el costo de producción, lo que significa reducir el costo de la energía eléctrica, la disminución de algunos impuestos como el de salida de divisas, el anticipo del impuesto a la renta, algunos aranceles, la ley de plusvalía y herencias y modernizar el marco legal del mercado del trabajo.
Estas acciones brindarán resultados, unos a corto otros a largo plazo, pero ratificarán un manejo económico racional y responsable que cambiaría las expectativas en el país y en el exterior y mostraría que este gobierno es independiente de lo acontecido en la década pasada.