El 4 de febrero de 1992, a pesar de que perdió la intentona de golpe de Estado y fue encarcelado, se sentía ganador, por la notoriedad obtenida al captar la atención en su país y en el mundo, haciéndose famosa su frase “por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados…”; el detonante y/o pretexto habría sido el ‘Caracazo’ de 1989 y las medidas de ajuste del presidente C. A. Pérez. Por aquellos tiempos, un desconocido y gran entusiasta del Che y de la revolución, miraba por TV extasiado todo lo que hacía aquel militar, su tocayo en segundo nombre; le impactaba en su ego y ambición política, como aquel personaje era recibido con honores presidenciales en La Habana; admiración que trascendería su muerte (anunciada el 5 de marzo de 2013) y que subsiste hasta hoy. Aquel aprendería con el tiempo de su mentor, y llegaría al poder en el Ecuador del 2007 por 10 interminables años; y luego cuatro frustrados, gracias al alejamiento de Moreno. Sin duda, mantendría motivos suficientes para retomar directa o indirectamente al poder, ya que la sed del mismo se le habría vuelto tal vez una insaciable adicción, ¿quizás expresamente incurable e indispensable para su sobrevivencia?
La justicia ecuatoriana ahora deberá llevar con objetividad y transparencia su legítimo cauce, debiendo ser muy seria y determinante, sobre todo en los juicios de corrupción; mientras que el gobierno entrante, respetando la separación de poderes, debería mantener el necesario “distanciamiento con el correísmo”, y por ende usar en todo momento y por obvias razones “mascarilla política”. Tiene sentido por sensibilidad y prudencia, restringir a tiempo el acceso en el gabinete y en las altas esferas, de toda persona -por preparada y honesta que pudiera ser- que haya colaborado con el gobierno de Correa; todo lo cual no se contrapone con un gobierno de unión, enfocado en atender a todos los sectores del país. El presidente electo que representa la libertad y esperanza, deberá estar atento y no caer en los cantos de sirena de Correa, por más apoyo político que necesite y/o que le ofrezcan sobre la base de la bandera del “país del encuentro”, ya que entre sus pliegues quizás infortunadamente alacranes aún reposen escondidos. En buena hora Lasso ha expresado que, la impunidad no entrará a los espacios de diálogo; pero no hay certeza al respecto en la nueva Asamblea.
El gran e irreparable error, quizás fruto de la buena fe, tolerancia e ingenuidad del presidente Caldera, al inicio de su gobierno, fue dar lugar el 26 de marzo de 1994 al “sobreseimiento de causa”, esto es, el cierre de la investigación penal en proceso por la mencionada intentona golpista de 1992, sacándolo de la cárcel de Yare, dejándolo libre, y por ende permitiéndosele participar en política; para que con aquella libertad mal ganada, en el año 1999, logre Hugo Rafael Chávez llegar al poder, para luego -indigna y severamente- pisotear y ofender desde entonces la libertad de su pueblo…