La inspiración principal de la Universidad de hoy puede encontrarse en la Academia de Platón, concebida como el lugar dedicado a investigar y profundizar en el conocimiento, con rigurosidad o en el Liceo de Aristóteles, su discípulo, donde se impartían lecciones, se discutía y analizaban textos notables y se propiciaba la investigación de diversas disciplinas, mediante una pedagogía compartida entre sus miembros y dirigida a la búsqueda desinteresada del conocimiento.
“Salamanca”, la primera Universidad del mundo hispánico (1255) en recibir tal denominación o “Harvard” la más antigua de los EE.UU. (1636), son sin lugar a dudas producto de esas raíces y hoy de las más prestigiosas del mundo, resultado de su trayectoria científica generada en sus claustros y su profunda influencia en el desarrollo del pensamiento y conocimiento humano, reconocidos por la historia y la sociedad a través del tiempo.
Difícil comparar las condiciones de la educación universitaria actual con las de aquellas épocas, basta saber por ejemplo que la Universidad de Salamanca ni siquiera poseía infraestructura propia y adecuada y que la docencia debía impartirse en la Catedral vieja de Santa María y en la Iglesia de San Benito entre otros recintos, mientras Harvard debió esperar al siglo XIX para convertirse en un centro de Investigación moderno, transformando radicalmente el modelo establecido.
Visión clara y objetivos definidos de sus gestores, la Iglesia Salmantina, a través de Alfonso IX de León, en la edad media y el clérigo John Harvard, mucho más adelante en el siglo XVII, quienes sentaron los cimientos de los hoy en día hitos de la educación superior occidental, pública y privada, en estrecha consonancia con los requerimientos de progreso de las sociedades. En el presente, la labor de Harvard la ha convertido en una de las instituciones líderes de la educación e investigación, con profunda influencia en la academia, en la cultura y en la política, su percepción internacional, como institución educativa de élite intelectual es pues bien ganada.
Sobre esa base la época contemporánea ha ido construyendo innumerables universidades, pilares estructurales del desarrollo científico y tecnológico, de la formación humana de miles de millones de habitantes del planeta a lo largo de los diferentes períodos históricos, no obstante y pese a los esfuerzos realizados el rumbo de la educación superior afronta profundos problemas que van desde desvirtuar su rol central, como elemento de alta influencia en los ámbitos cognoscitivo, moral, ético y político, hasta el facilismo propiciado por un modelo económico global.
Altísima responsabilidad y difícil misión de la Universidad actual, retomar los “viejos” conceptos en educación, donde estos centros se conceptualizaban como auténticas comunidades de estudios para la universalidad.