Es triste, pero el gobierno está anunciando que va a dar un subsidio al monopolio de transporte urbano individual de personas, más conocido como “taxis”. Es una buena manera de demostrar la escasa importancia que le dan, desde el gobierno, a la competencia en los mercados, algo que podría ser descrito como “esa cualidad que vuelve al capitalismo útil para la sociedad”.
Porque el capitalismo, visto desde la ignorancia de la izquierda, se suele entender como un sistema hecho por ricos para que esos mismos ricos abusen de los pobres, pagándoles poco por su trabajo y vendiéndoles caro lo que producen.
Pero el capitalismo, cuando existe competencia en los mercados, es un sistema en el que las empresas se desviven por ganar el favor de los consumidores, donde son capaces de entrar en guerras de precios para conseguir un cliente más.
Pero ese no es el sistema que tenemos en el país. En el Ecuador lo que hay es grupos de interés que defienden sus espacios y que se dedican a cobrar caro por productos donde no hay competencia y a impedir que entre más competencia.
Aquellos productores que podrían sufrir la competencia externa, típicamente buscan bloquear esa competencia y en nuestra izquierda todavía hay quien se come el cuento de que hay que defender a los productores locales y ponen aranceles y salvaguardias a todo lo que pueda ser una amenaza para ellos. El problema es que cada amenaza para un productor es una oportunidad para un consumidor.
Y tanto en los gobiernos de izquierda como en los que no lo son, siempre habrá el ministro “amigo” que, por congraciarse con algún grupo, termina concediéndoles algún privilegio arancelario o no arancelario. Por su parte, en aquellas cosas que no se pueden importar, lo que buscan los grupos de interés es limitar el ingreso de competencia. Y más de uno hasta les toma en serio. ¿Se imaginan lo difícil que será ponerse una empresa que compita con los supermercados, los celulares, las ferreterías o las farmacias ya establecidas?
Y los taxis no se quedan fuera del jueguito de “usa al Estado para que te libere de tus competidores y así puedas cobrar más” y vienen haciendo la guerra a los servicios de transporte basados en plataformas electrónicas y ahora han logrado algo tan absurdo que merece resaltarse: han logrado que el gobierno les dé un subsidio para que ellos, el monopolio de transporte urbano individual de personas, paguen menos por la gasolina de lo que pagan esos heroicos conductores que se han atrevido a hacer algo absolutamente inusual en este país: competir y entrar en una guerra de precios que estaba beneficiando al consumidor.
Pues ahora los competidores tendrán otra desventaja ante el monopolio.