Es el título de la obra más universal del Premio Nobel de Literatura Miguel Ángel Asturias. Descarnado retrato del dictador latinoamericano. Fue escrita hace setenta y tres años, mientras los caudillos y militares marcaban la historia de Hispanoamérica, mejor recogida por la Literatura, que por los textos oficiales.
Hace cincuenta años, junto a las Cruces sobre el Agua (Gallegos Lara), era lectura obligada en los colegios. Seguramente se habrá incluido otros libros sobre el tema: Tirano Banderas (Valle Inclán), Yo el Supremo (Roa Bastos), El Otoño del Patriarca (García Márquez), La Fiesta del Chivo (2000) del Nobel peruano. ¿Hay motivo para escribir algo equivalente en Ecuador?
La triunfante globalización de la economía capitalista, la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviética, URSS y la emergencia de China ha hecho, que Estados Unidos crea en la inutilidad de las dictaduras.
Ahora basta aplicar con dureza las leyes del (¿libre?) mercado financiero (préstamos condicionados) y comercial (tasas a los productos). Junto a ello, condicionar la geopolítica. Es la mejor manera de controlar y de satisfacer las reivindicaciones y demandas sociales.
Por otro lado la expresión latina «cogito ergo sum» ha sido substituida por “consumo, luego existo”.
Consumir produce placer. No se piensa en el otro. Ni en uno mismo. No hace falta.
Las preguntas ontológicas se obvian porque vinculan los tres tiempos.
La pulsión del consumo solamente requiere uno: aquí y ahora. Así es como la tradición se debilita y se engorda el ego, perjudicando el nosotros.
Para colmo entre los dirigentes del país, pareciera haber más interés en la Física cuántica que en la de Newton, siempre práctica y útil. Es la que se enseña en los colegios.
No se prioriza el conocimiento de: hechos, protagonistas y fechas que conforman la Historia. No se contextualiza. Se descuida la construcción de la identidad nacional a partir de los valores prehispánicos coincidentes con los religiosos: “no mentir, no robar y no ser ocioso”, mucho más prácticos, claros y contundentes que el etéreo kawsay con el que se pretendió quichuizar hasta el Carchi donde según Jijón y Caamaño, precisamente no se habló tal idioma.
Finalmente, tampoco se demuestra con el ejemplo, que cumplir con los deberes es tan importante como exigir los derechos y que la ciudadanía no se limita a tener una cédula y a ejercer el voto en las elecciones sino a cumplir con las normas de convivencia en la vida cotidiana a lo cual, no ayuda precisamente la inestabilidad jurídica.
Las reflexiones personales sobre las partículas elementales y el comportamiento del neutrino pertenecen al ámbito de la ciencia, no de la urgencia política.