Los humanos modernos, nacidos en una era climática llamada el Holoceno, han ingresado en el Antropoceno. Pero en lugar de un Moisés que guía a la humanidad en este páramo nuevo y peligroso, una banda de negadores de la ciencia y contaminadores desorienta a la humanidad y la conduce hacia un peligro aún mayor. Hoy somos todos refugiados climáticos y debemos trazar un camino hacia la seguridad.
El Holoceno fue la era geológica que comenzó hace más de 10.000 años, con condiciones climáticas favorables que sustentaron la civilización humana tal como la conocemos. El Antropoceno es una nueva era con condiciones que la humanidad nunca ha experimentado. Es lamentable, pero la temperatura de la Tierra hoy es más alta que durante el Holoceno, debido al dióxido de carbono que la humanidad ha emitido a la atmósfera al quemar carbón, petróleo y gas, y al transformar indiscriminadamente los bosques y las praderas del mundo en granjas y pasturas.
Qué imprudente por parte de la humanidad haber atravesado a toda prisa la frontera del Holoceno, ignorando -como un personaje de una película de terror- todas las señales de advertencia. ¿Por qué la humanidad sigue avanzando tontamente hacia una tragedia segura?
La razón principal es que nuestras instituciones políticas y los gigantes corporativos deliberadamente ignoran los crecientes peligros y perjuicios. La política tiene que ver con obtener y mantener el poder y los beneficios, no con solucionar problemas, ni siquiera problemas de vida o muerte. Administrar una empresa importante tiene que ver con maximizar el valor accionarial, no con decir la verdad o evitar un gran daño al planeta.
Trump es el último tonto útil que cumple las órdenes de los contaminadores, instigado por los republicanos del Congreso que financian sus campañas electorales con aportes de delincuentes ambientales. Es de no creer.
Necesitamos un nuevo tipo de política que empiece con un objetivo global claro: la seguridad ambiental para la gente del planeta, cumpliendo con el acuerdo climático de París, protegiendo la biodiversidad y reduciendo la contaminación, que mata a millones de personas cada año. La nueva política escuchará a expertos científicos y tecnológicos, no a líderes empresarios que actúan en interés propio ni a políticos narcisistas.
Una política de esas características es posible. En verdad, la población la espera con ansias. Una gran mayoría de los norteamericanos, por ejemplo, quiere combatir el calentamiento global, quedarse en el acuerdo climático de París y adoptar la energía renovable. Sin embargo, mientras una elite estrecha e ignorante condena a los norteamericanos y al resto de la humanidad a vagar sin rumbo en el desierto político, lo más probable es que todos terminemos en un yermo del cual no habrá salida.
Project Syndicate