Dos aparentes y grandes sorpresas en Venezuela y Ecuador. Digo aparentes porque si lo pensamos bien no son hechos sorpresivos, y también porque ya nos tienen acostumbrados a estas locuras.
“Maduro detiene a médicos que denuncian las pésimas condiciones para atender el coronavirus”, este es el titular de la noticia del diario ABC del 19 de marzo. ¿Se sorprendió usted lector? ¿Por qué?
La crisis económica de Venezuela impide que los ciudadanos tengan acceso a servicios básicos. En el 2019 se totalizaron 87610 cortes de energía, lo que equivale a un promedio de 240 cortes por día. Pero esa economía, con esos recursos, con esos liderazgos, tendrá que enfrentar el coronavirus.
Pero, ¿dónde está la sorpresa? Si algo ha demostrado Maduro hasta la saciedad es ser un verdadero genio en desperdiciar recursos. El país con mayores reservas de petróleo, en serio. Ese gobierno ahora decide colocar otros recursos escasos y valiosísimos, los médicos, allí donde menos pueden servir, en la cárcel. Todo esto porque las alabanzas son más importantes que los pacientes. Los análisis sobre las políticas de salud deben realizarse sobre situaciones imaginarias y castigo a quien no quiera imaginar. Pobre gente, pobre, pobre gente.
Segunda “sorpresa”, hay deseos de que nosotros sigamos ese modelo de gestión de la crisis. En una comunicación oficial el Director Administrativo del Hospital Carlos Andrade Marín, del 20 de marzo, señala que el Hospital transmitirá a la Fiscalía informaciones publicadas en redes sociales para que esta investigue la responsabilidad. No se trata sólo del personal del centro de salud, el Andrade Marín planea hacer estas acciones incluso con “personas externas a esta casa de salud.” ¿Un hospital es el que se encargará de verificar las publicaciones en redes sociales? ¿Acaso no hay otras instituciones en el aparato gubernamental ecuatoriano competentes para ello? ¿Es que el personal del Hospital no debería estar enfocado -en este momento- en otras tareas?
Hace poco se condenó en juicio político a la entonces ministra de Salud, Verónica Espinosa. Las denuncias de las irregularidades provinieron en su mayoría de miembros de la comunidad médica que se dolían del estado calamitoso de las instituciones, de los indicios de corrupción, de las fallas de gestión. Los valientes ciudadanos de la Comisión Anticorrupción fueron quienes denunciaron sendas irregularidades en el sector salud. En específico la compra a proveedores sin licencia y sin registro sanitario (entre esos hospitales el Carlos Andrade Marín).
Entonces, qué vamos a hacer con las denuncias, ¿investigarlas? ¡No! Vamos a denunciarlas a Fiscalía, aunque se trate incluso de personal externo a las instituciones de salud. Y yo todavía me sorprendo y no sé por qué.
Pobre gente, pobre, pobre gente.