Loja celebra mañana el CXCVIII aniversario de su emancipación del dominio español y, con tal motivo, cumple un amplio programa, en el que se destaca el III Festival Internacional de Artes Vivas.
Este festival tiene tiene como antecedente el Festival de la Lira y de la Pluma, y reafirma el merecido reconocimiento de esa ciudad como Capital Nacional de la Cultura y el Arte Musical.
El principal organizador de tan trascendental evento es el Ministerio de Cultura, con la participación del Municipio de la ciudad de Loja, el Núcleo de la Casa de la Cultura y otros organismos de Loja; congrega a 12 prestigiosas agrupaciones artísticas nacionales y 17 internacionales y se desarrolla, con gran éxito, desde el 15 hasta el 25 de este mes.
El Subsecretario de Cultura enfatizó que este Festival constituye una fiesta nacional y que a los diversos actos de la segunda edición asistieron medio millón de espectadores procedentes de la ciudad sede y de varias provincias y países y se compartió el alborozo con talleres y presentaciones artísticas en otras localidades.
Así mismo, con motivo de la efemérides de su Patria Chica, el Comité de Damas de la Asociación 18 de Noviembre de lojanos residentes en esta capital, que presiden la ingeniera Eleanor Palacios y el ingeniero Arturo Silva, respectivamente, han desarrollado varios eventos de carácter cívico, cultural, etc. y la bendición de un retablo artístico con la imagen de la Virgen del Cisne, donado por la familia Garrido Ortega y empotrado en la Basílica del Voto Nacional, así como la presentación de los libros “El IESS al borde del abismo” de Henry Yánez, “Los sueños caninos” y “Las fronteras muertas” de Wilson Torres”; la condecoración a varios lojanos que se han distinguido en sus respectivas actividades.
Siempre es oportuno, con mayor razón esta vez, hacerse eco del pensamiento de Alejandro Carrión sobre la lojanidad: “Ser lojano es, más que nada, una especie de religión y en esto nos podemos comparar a los hombres más extraños y admirables del mundo contemporáneo, los judíos, que han hecho de su patria una religión que los une, los consuela y los lleva por el ancho y ajeno mundo, siempre fieles a su origen y siempre resueltos a su servicio. Nosotros hemos nacido en una tierra hermosa, rica, cuyo signo principal ha sido el olvido, el abandono y la distancia. El lojano no se desesperó ni se refugió en el lamento estéril. Se hizo una coraza de confianza en sí mismo y firmemente trabajó su propio porvenir”.
Y el ex presidente de la Casa de la Casa de la Cultura, Núcleo de Loja, doctor Félix Paladines, asevera, en su libro Reflexiones-Historia de la Cultura, que, en realidad, “los lojanos son descendientes de judíos sefarditas” y que su bagaje cultural es fruto de una amalgama de culturas en cuya base está la autóctona.
La festividad lojana es una expresión del profundo sentimiento patriótico y la vocación cultural de esa bella comarca.