A inicios del presente año, la banca privada anticipaba que para este 2019 disminuiría la entrega de créditos debido a la menor disponibilidad de dinero en el mercado.
El Gobierno continuaba gastando más de lo que tenía y eso se reflejaba en una caída de las reservas internacionales del Banco Central. Esto era, además, una señal de alerta para el sector bancario, ya que esas reservas cubren los depósitos que tiene la banca privada en el Central.
Al cierre del año pasado, las reservas internacionales apenas cubrían el 47% de las reservas bancarias, cuando lo recomendable es que alcancen el 100%, ya que esos recursos son una especie de colchón de liquidez que permite responder a los depositantes en caso de cualquier problema.
Como no había esa cobertura, los bancos necesitan aumentar sus niveles de liquidez, lo que implicaba dejar de otorgar préstamos al ritmo que lo venían haciendo.
La situación se volvió crítica en enero pasado, al punto que Finanzas salió al mercado internacional a vender bonos. Consiguió USD 1 000 millones a 10 años plazo, pero pagando una tasa cara, del 10,75%.
Las reservas internacionales mejoraron con la llegada de esos recursos, pero la tranquilidad para la banca y otros sectores económicos llegó en marzo, cuando se aprobó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se tradujo en un desembolso inmediato de USD 652 millones.
El riesgo país se redujo y el programa económico del Gobierno ganó credibilidad. El Índice de Confianza Empresarial mejoró 21 puntos en marzo pasado respecto al mes previo, gracias a la evolución favorable en los sectores de comercio, industria y servicios, no así en la construcción.
Para la banca, el escenario de contracción que había advertido a inicios de año cambió en los meses siguientes. Al cierre del primer trimestre del 2019, los bancos privados tuvieron balances con indicadores positivos en la mayoría de variables. Los activos crecieron 4,5% con respecto a marzo de 2018, la cartera bruta mejoró 9,8% pese a que los depósitos crecieron a menor ritmo y las utilidades repuntaron un 21%, cerrando en USD 137 millones en marzo.
La banca pública también estuvo activa en la concesión de créditos y hasta marzo registró un aumento del 9% en la cartera bruta. Llama la atención el índice de morosidad del 14% que registra la Corporación Financiera Nacional (CFN), cuando el promedio de la banca pública está en la mitad.
Para los próximos meses se prevé que la entrega de créditos mejore, toda vez que habrá un flujo de recursos provenientes de los bancos multilaterales, lo cual inyectará liquidez en la economía, pero además le resta presión al Gobierno para realizar futuras emisiones de bonos a tasas altas.
Las reformas que deberán realizarse al Código Monetario y Financiero y al Banco Central son las primeras en la lista de tareas acordadas con el FMI. El resultado se verá en mayo próximo y de eso dependerá el desempeño de la banca en el futuro.