John F. Kennedy Jr. es el hijo del expresidente John F. Kennedy y la glamorosa Jacqueline Kennedy. Murió a los 38 años en un accidente aéreo. Bueno, esto es la historia oficial… la verdad según el movimiento QAnon es otra.
QAnon es una teoría de conspiración que dejó de ser teoría para volverse una organización informal. Se trata de un movimiento de extrema derecha. En suma, su credo es este: hay unos individuos de enorme poder político, presidentes y líderes mundiales (pero particularmente estadounidenses) que son caníbales, pedófilos y que administran una red de tráfico de niños. Estos líderes -entre los que están Obama, Hillary Clinton y George Soros- habrían conspirado contra Donald Trump, ellos habrían realizado un fraude electoral en contra de éste, y habrían puesto a Biden en la presidencia.
Pero hay un grupo de ciudadanos que se oponen ante el mal de esta secta pedófila. El guion de bien contra mal es tan barato y simple que parece de una mala película de superhéroes. Q es el ser que develó la existencia de este grupo secreto de “hombres buenos”. Y, se llama Q porque tiene la “Autorización de seguridad Q”, la máxima autorización de acceso a información confidencial en el Gobierno estadounidense. John F. Kennedy Jr. no estaría muerto, es un funcionario público, líder de este movimiento.
Tienen incluso un slogan -con error de sintaxis, pero eso no parece molestarlos- que se resume con las siglas WWG1WGA. “Donde vamos uno, vamos todos” (‘Were we go one, we go all’), eso se cantaba y banderas con esa frase ondearon en el intento violento de toma del Capitolio del 6 de enero de este año. De hecho, la organización estuvo involucrada en la organización de ese evento.
Y, esta batalla subterránea tenía que virar a favor de “los buenos”, a favor de QAnon. Entonces desde algunas fechas los desinformados internautas, que se convencieron por publicaciones en redes sociales (antes de darse el trabajo de atender a fuentes fidedignas y contrastadas) se convocan en lugares donde Q aparecerá. Esta semana se reunieron masivamente en Dallas. Supuestamente Q aparecería a las 12:30 en el lugar donde su padre, el Presidente Kennedy, murió.
Llegó la hora. Los conspiracionistas cantaban como si esperaran la llegada de un mesías. Nada. Pasaban los minutos. Nada. Corrió el rumor de que Q aparecería esa noche en un concierto de los Rolling Stones en esa ciudad. Algunos atolondradamente compraron entradas caras, en reventa, para no perderse el evento. Nada tampoco. Pero lo sorprendente es que su fe sigue intacta.
Por eso yo creo que Correa es Q. Su credo está basando en una montaña de mentiras. Y, aunque se las compruebe amplia y abiertamente, el fervor de los creyentes no decae. Fanáticos los unos, y fanáticos los otros.