Está, pues, en marcha la Consulta Popular lanzada por el presidente Lenín Boltaire Moreno y los suyos para que se muevan las frutas y, superando los escollos, pueda gobernar el personaje que fue lanzado por el ex Gran Jefe Rafael Correa y también por los suyos. Muchas cosas están sucediendo y hay, por supuesto, expectativas. Lo que suceda en estos largos días culminará allá por enero y pesará hasta el año 2021 y el futuro. El país enfrenta una etapa histórica con dos personajes principales. El nuevo presidente instalado en Carondelet y que tiene el respaldo de su reciente elección y su lanzamiento con diálogos, nuevos amigos – entre ellos la prensa y los uniformados- y toda una serie de anuncios provenientes de las encuestas y reflejados en su popularidad, según las noticias y los porcentajes difundidos durante estos cinco meses de gobierno. Tiene -por cierto- altibajos, ofertas electorales exageradas, una herencia amarga reflejada en una deuda tremendista, un enemigo político difícil y lejano, un camino largo por recorrer, una legislatura ajena inicialmente pero con síntomas de división.
La principal aspiración a estas alturas es ganar la Consulta, por cierto, y hacia allá se han dirigido últimamente las actividades y los esfuerzos gubernamentales con mucho ímpetu e interés.
El mayor adversario -ex amigo- está lejano y encontró una tarea opositora que le da ocupación pero también ira. Quedaron atrás las inolvidables tiempos presidenciales del correísmo, muy gratos cuando fue alto el precio del petróleo -siete años y medio- y luego ingratos por el peso de la deuda. Esos diez años son inolvidables para el gobernante, para sus amigos y también para sus enemigos. Según unos se fue por cansancio, según otros para volver el año 2021, aprovechando la reelección indefinida, aprobada como enmienda en el 2015 con el voto de los legisladores correístas y no por el voto popular. El evidente deseo de volver a Carondelet (por ocho años?) determinó mayor oposición y el expresidente tuvo sus horas más amargas por la prisión preventiva de su máximo funcionario y amigo, Jorge Glas, quien está desde el 2 de octubre en la cárcel 4. Fue durante los 10 años de correísmo ministro y vicepresidente, personaje cercano, amigazo.
Por ahora se mueven, pues, las frutas. El presidente Moreno ha recibido nuevas adhesiones, algunas procedentes de Alianza País, como el caso de la vicepresidenta Alejandra Vicuña. El movimiento correísta que tuvo 74 legisladores está sufriendo bajas. Los fieles al ex presidente siguen en actividad, con Gabriela Rivadeneira y Ricardo Patiño a la cabeza. Por otra parte, el sector gubernamental ha intensificado su labor con acusaciones y denuncias relacionadas con el anterior gobierno. Entre otras cosas se dieron a conocer los problemas relacionados con los medios de comunicación oficialistas, especialmente las televisoras que fueron incautadas y cuya situación actual es precaria y será conocida y analizada por la Contraloría.