Después de catorce años en que el control absoluto de poder en los diez primeros, y las reformas introducidas en los cuatro siguientes parecían conducir al país a una actitud distinta, positiva, la actitud negativa y caníbal de la política ecuatoriana ha recrudecido y todos se empeñan en que las cosas se compliquen más para que el gobierno fracase. Unos más, otros menos, han censurado la concentración de poder, el abuso y el despilfarro de los fondos públicos, la falta de independencia de la administración de justicia, la desfiguración de la realidad económica y la intención de perpetuarse. Muchos más se han indignado al evidenciarse los actos de corrupción que han hecho metástasis, y que no son, lamentablemente, casos aislados.
Y a pesar de todo eso oímos cosas increíbles. Un dirigente de los transportistas que han alcanzado un acuerdo con el Gobierno alrededor de los precios de los combustibles, dice que no es ningún beneficio para la “clase del volante”, porque la medida beneficia a todos y no solo a ellos!. Sin apreciar el problema social, se critica el congelamiento porque implicará otros retrocesos en medidas drásticas que deben tomarse. El dirigente de la Conaie protesta porque se hayan congelado los precios de los combustibles -que vienen solicitando a gritos- y no se los hayan bajado. Los economistas neoliberales “acusan” al Presidente de revivir la socialdemocracia, como dice Alberto Acosta Burneo, mientras Alberto Acosta Espinosa denuncia un plan privatizador de la energía ante la propuesta de concesionar servicios que son ineficientes y corruptos, y ataca el entreguismo a las condiciones del FMI, como que hubiera condición peor que la pignoración del petróleo por los préstamos chinos.
Los izquierdistas anquilosados acusan al Presidente de neoliberal por las medidas que va a proponer –todavía no se sabe cuales-, las que merecen por los derechistas la acusación de insuficientes y tibias. Los ladrones proponen un juicio político al Procurador por no recobrar los millones…que ellos robaron! Si no se acepta todo lo que se pide es que hay indecisión, ceguera, entreguismo. Se critica el déficit fiscal y se jura ante Notario que no se aprobarán nuevos impuestos. Estar de acuerdo solo cuando las medidas benefician un interés específico y no comprender la situación íntegra del país es maniqueo. El maniqueísmo juega al todo o nada. Y el mundo no es solo negro o blanco. Hay tonos que son, precisamente, los que permiten conciliar distintos puntos de vista y evitar extremos que conducen al enfrentamiento y a la polarización. En apenas unos meses hemos vuelto al país de locos que ha sido el Ecuador.
Todos contra todos. Todos dueños absolutos de la verdad. Así se conducen los países al precipicio, sin una acción positiva, sin que nadie tenga mérito alguno, destruyéndose unos a otros. Es hora de dejar de joder y pensar más en el país!