Resulta una aberración y un contrasentido que se pretenda hacer una Cumbre de las Américas para hablar de temas de la democracia con la participación de dictadores. No puede admitirse las presiones y condiciones al anfitrión de la Cumbre (EE.UU.), a realizarse en Los Ángeles en junio próximo, si no se invita a mandatarios de regímenes antidemocráticos y autoritarios, violadores de DD.HH. y las libertades individuales, que persiguen a los que discrepan, que proscriben y encarcelan a los candidatos opositores y que tienen sumidos a sus pueblos en la pobreza, que se refleja en los pésimos indicadores económicos y sociales.
Quienes aúpan y defienden a las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Cuba debieran mejor preocuparse de exigirles el fin de la persecución a quienes piensan diferente, que liberen a centenares de presos políticos, que paren las persecuciones y violaciones de DD.HH., que respeten las manifestaciones por las libertades, especialmente de información y de opinión, que pongan fin a los encarcelamientos y a las desapariciones de ciudadanos.
El populismo y la demagogia de los mandatarios de México, Bolivia, Argentina, entre otros, abogan por los regímenes dictatoriales de Venezuela, Nicaragua, Cuba, que administran sus países con el pensamiento único, al margen de los principios democráticos y de respeto a los DD.HH. y las libertades.
Estos países se han evidenciado como aliados de la invasora Rusia a Ucrania, que está cometiendo violaciones y crímenes de guerra, que está poniendo en riesgo la paz mundial y el deterioro creciente de la economía del planeta, cuyos resultados se notan en el sustancial aumento de precios.
Con los mandatarios de los regímenes democráticos debieran profundizar y contribuir a la búsqueda de soluciones para mejorar la calidad de la democracia, superar los problemas de medio ambiente, migración, económicos, sociales, de cooperación y abordar y pronunciarse sobre las incidencias negativas por los efectos de la devastadora invasión de Rusia a Ucrania.