Parecería que el sistema de seguridad social en el país está colapsando, no como un fenómeno potencial a futuro sino como un hecho real del presente. Se pueden divisar al menos 3 grandes problemas a resolver, sin que pueden ser abordados de forma separada sino en su integralidad. Caso contrario, se estará solo postergando el problema, se estará financiando temporalmente una cierta necesidad de recursos pero el problema de fondo no será resuelto. Un primer problema es en el ámbito actuarial, es decir, cuidar que las prestaciones de jubilación sean sostenibles en el tiempo. Sin embargo, la realidad es contraria a este principio, los aportes a la seguridad social actuales cubren con mucha dificultad las prestaciones de jubilación presentes pero no las futuras. El espacio no es mayor, pues una variable a revisar es la edad mínima de jubilación, 60 años, la que se debió analizar cada 5 años pero no fue materia de decisión. Si el aporte del 40% del Estado para las pensiones se lo proyecta para los siguientes años, éste representará en poco tiempo una proporción del PIB que lo volverá imposible de ser atendido por el Estado. Por cierto, Ecuador es el único país de la región donde la seguridad social recibe este aporte del Estado, en el resto de países las contribuciones de los afiliados cubren todas las prestaciones de jubilación. Esto implica que este aporte de mantenerse debe ser viable y sostenible, caso contrario, será en pocos años letra muerta por la incapacidad fiscal de atender este gasto del presupuesto. En las actuales circunstancias las jubilaciones dependen totalmente del aporte del 40% del Estado y del pago de los intereses de los bonos comprados por el IESS al Estado. Sin estos pagos el Biess no puede pagar pensiones.
El segundo problema es el financiero y de liquidez. La Institución gasta más de lo que recibe como ingresos con un egreso burocrático totalmente excesivo. Tiene cerca de 38.000 empleados, sin que se tenga claridad de las competencias y responsabilidades de todos ellos. En la parte financiera, la estructura del portafolio de inversiones tiene concentrada sus operaciones en papeles públicos, la presión política por mayores préstamos quirografarios y prendarios no guarda equilibrio con el sano equilibrio del manejo de la liquidez, entre otros problemas. Y, el tercer escollo a resolver es el problema administrativo, de corrupción y de su gobierno corporativo. La conducción institucional ha estado en manos de personal poco capacitado, es necesario una depuración de empleados y funcionarios atados a actos de corrupción y la excesiva injerencia del gobierno han hecho del IESS una entidad poco autónoma y sin independencia. Se requiere una reforma integral y de fondo, tal vez legal y constitucional, que llegue a definir hasta el rol del IESS en temas de salud, donde también Ecuador es la excepción internacional.