Sí, el planeta sufre un deterioro muy grave amenazando la supervivencia de una parte de la humanidad. Los informes científicos son cada vez más alarmantes. Cambios drásticos en el clima que todos los sentimos. Altísimas o muy bajas temperaturas en épocas que antes no existían, deshielos, huracanes devastadores, islas de plástico, contaminación por todo lado, pobreza, deforestación: “La amazonía en Ecuador ha perdido hasta un 20% de su extensión en las últimas décadas y la deforestación es tres veces más alta que en Brasil…” (Vistazo.com 23 de agosto 2019).
Algunos vemos el fenómeno, pero hacemos poco. Máximo comentar en las redes o lamentarnos en alguna reunión familiar. Otros, del estado llano, no lo ven, ya que están ensimismados en su lucha diaria por la vida en condiciones de desventaja, desempleo, empleo precario, explotación y angustia permanente por atención médica, o por conseguir libros para sus hijos.
Pero hay otros que no quieren ni les interesa ver. Son los impulsores del modelo económico, social y ambiental, que genera la destrucción de la naturaleza: gobiernos, mineras, petroleras, y grandes empresas, cuyo único interés es la reproducción de sus capitales, a través de mecanismos sofisticados de la tecnología y la propaganda, creando en amplios segmentos de la población necesidades falsas, a las que ofertan millones de mercancías con caducidad programada, que requieren de minerales o materias primas, que salen de nuestras selvas, de las minas que se reproducen como hongos, creando basura y más basura en cantidades incontrolables.
A estos personajes, en la cumbre del clima de la Organización de Naciones Unidas, ONU, les habla la adolescente sueca Greta Thunberg, a nombre de millones de niños y jóvenes del mundo: “Por más de 30 años, la ciencia ha sido clarísima. ¿Cómo se atreven a seguir mirando hacia otro lado y venir aquí diciendo que están haciendo lo suficiente, cuando la política y las soluciones necesarias aún no están a la vista? … Estamos en el comienzo de una extinción masiva. Y de lo único que pueden hablar es de dinero y cuentos de hadas de crecimiento económico eterno. ¿Cómo se atreven?”
La solución a semejante problema es inmensa y compleja, y requiere de un cambio de modelo de producción y de consumo a nivel planetario. Demanda de un esfuerzo a ese mismo nivel de estados y sociedades. La educación es clave para transformar consciencias que generen políticas y acciones a todo nivel.
Las niñas, niños y jóvenes, los estudiantes, están liderando esta lucha en todo el mundo. Ellos, por la irresponsabilidad de las generaciones previas, cargarán con las mayores consecuencias de este modelo. Por eso su protagonismo.
Mientras, hay que seguir con la movilización, por lo que cabe sumarse a la sentencia de Greta (a quién han empezado a descalificar), dirigida a gobiernos y multinacionales: “los estaremos vigilando”.