“Hacer las Américas” se convirtió en el eslogan más popular durante los largos siglos coloniales en que miles de españoles, flamencos y portugueses se movían a nuestro continente con el fin de conquistar, colonizar y hacerse ricos en términos personales, así como sostener el costoso aparataje imperial. Algunos -llamados hasta la fecha “indianos”- amasaron fortunas incalculables cuyos excedentes fueron invertidos en la construcción de lujosas y exóticas viviendas en sus pueblos de origen, Cáceres o Trujillo, en la donación de cuadros o finas custodias realizadas en Cuzco, Quito o México destinadas a algún santo de su devoción, o, con el fin de literalmente sostener la vida de personajes como santa Teresa de Jesús y su convento carmelita en Ávila. Varios hermanos vinieron a Quito y desde acá se mandaron ingentes cantidades de dinero para ello.
El Museo de América en Madrid, por citar el más conocido, tiene fondos que responden a regalos y envíos “oficiales” a los reyes y sus cortes, objetos etnográficos de los “infieles” indígenas que servían de constancias materiales y visuales de las poblaciones que iban conquistando y transformando y otros objetos de gran valía y destreza que respondían a intereses diversos.
Hasta la fecha estas históricas inversiones de los indianos en España y la transformación que a consecuencia de ello se dio en las urbes, en la arquitectura local o en las artes habían sido poco conocidas o pasadas por alto. Los ojos -desde ambos lados del Atlántico- han estado puestos en el “legado” que este país dejó en América, sin pensar en el proceso de ida y vuelta. Por ello celebramos una gran exposición sobre el tema –“Tornaviaje. Arte iberoamericano en España” (curada por Rafael López Guzmán) en el mismísimo Museo Nacional del Prado, renuente hasta ahora a acoger muestras sobre la realidad americana.
Este gran espaldarazo del Prado permite haber logrado el préstamo de obras de un valor incalculable que de otra manera no hubiesen salido de iglesias, museos o coleccionistas españoles. La muestra es verdaderamente magnífica. Algunos especialistas americanos, sin embargo, extrañamos una mirada crítica y reflexiva sobre el fenómeno a la luz de nuevas teorías históricas, herramientas que permiten ir más allá de los deslumbrantes objetos.
Por otra parte, es tentador pensar en qué sucederá con el tornaviaje de aquellos americanos que en las últimas décadas han tenido que “hacer la España” dejando sus patrias a consecuencia de la corrupción y mal manejo político. Además de las remesas ¿cual será el legado que estos dejen en su país de origen en términos de transformaciones urbanas, emprendimientos de diverso orden o empoderamiento de género? ¿Seremos capaces de mapear este fenómeno en una gran exposición en nuestros mejores museos públicos?