Apuestas presidenciales 2021
Los resultados del domingo no terminan de ser analizados por sus numerosísimos actores y es temprano para hablar de su incidencia en las próximas presidenciales. Pero los grandes jugadores ya hacen planes para llegar a Carondelet, quién sabe en qué condiciones económicas.
Por ahora hay algunos hechos. El primero: las alianzas fueron la tónica para enfrentar la enorme dispersión, lo cual dificulta trazar líneas claras sobre el desempeño de las grandes agrupaciones por sí solas.
Otra comprobación: no se cumplió el pronóstico de que el socialcristianismo se quedaría encapsulado en Guayas. Es la agrupación que logró la mayor cantidad de prefecturas y alcaldías. Creo, de menor pegada, se mantiene como jugador de la derecha.
Los pobres resultados en número de prefectos y alcaldes del correísmo muestran que el peso del líder prófugo no se cristalizó, y eso tendrá consecuencias en sus estrategias para tratar de retomar el poder. De paso, no se puede dejar de mencionar que el electorado castigó los modelos caudillistas y familiares en varias ciudades y provincias.
Los hechos son más difusos en el centro y la izquierda. Pachakutik irrumpe, sin pegada nacional; las fuerzas que aspiraban a ocupar el espacio que se atribuyó Correa no lo lograron del todo: Democracia Sí tiene un desempeño regular, aunque no se posiciona como líder del segmento.
Por su parte, el oficialismo, que mantiene el discurso social, trabajó un tímido escenario de alianzas para evitar tormentas en su larga travesía por el desierto.
Así las cosas, surgen interrogantes: tras sus resultados en las seccionales, ¿el socialcristianismo se contentará con mantener sus poderes locales o intentará nuevamente la Presidencia? Quizás no será con Jaime Nebot.
El correísmo, claramente, jugará a adelantar las elecciones en un escenario atípico y declarándose el mayor opositor de Lenín Moreno. Su predicción es el deterioro de la ya delicada situación económica y, en consecuencia, un sismo social. La política es el terreno de lo posible, y qué mejor si puede usar mecanismos con visos de legalidad.
El segmento que va desde el centro hacia la izquierda simplemente no tiene figuras presidenciales. Y corre el riesgo, bastante repetitivo en el Ecuador, de no llegar a un acuerdo de una candidatura aglutinante y única.
Un sector político muy activo del oficialismo, mientras tanto, apuesta a un supuesto ‘outsider’ que ya está entre nosotros: joven, bien aceptado por varios sectores políticos y económicos, y a quien se le ha delegado, entre otras tantas cosas, la gestión social.
Sin embargo, todo depende de cómo se gestione la economía. El problema se reduce, en definitiva, a dos escenarios: el que apuesta al colapso para recuperar el poder perdido y el que quiere una transición ordenada. ¿Por cuál de los dos apuesta usted?