Urgentes cambios por amenazas

Las amenazas contra la paz, la institucionalidad y el orden público están latentes y urge tomar medidas. Los comités de la revolución ciudadana, patrocinadas por el correísmo, con ayuda extranjera y dinero, parte de ello encontrado entre sus dirigentes, quedaron al descubierto en la última movilización indígena. Sembraron el terror, aprovechando las legítimas protestas sociales. Quemaron vehículos militares, asaltaron y destruyeron Unidades de la Policía Comunitaria, atacaron y dañaron áreas estratégicas, ambulancias y motobombas.

Lo penoso y sospechoso es que movimientos sociales, indígenas y federaciones estudiantiles demuestran que ya no les preocupa que se les asocie con estos desestabilizadores y creen que con una medida de hecho, ayudados por la violencia y vandalismo, podrán lograr sus reivindicaciones, que son legítimas pero por un camino equivocado. Estos sectores fueron perseguidos y atacados por el correísmo, pero se olvidaron de eso y se mezclaron en las calles.

El país debe agradecer que se abortó el golpe de Estado que estaba en marcha, aunque estas amenazas subsisten en otro escenario que tiene hoy el Ecuador y hay que abrir los ojos frente a la nueva realidad. El país de paz está alterado y por debajo está organizada una estructura armada y violenta, que se exhibió en las últimas manifestaciones, pero les falló la conspiración para tumbar al Presidente y que se adelanten elecciones, que los golpistas proclamaron y luego salieron en estampida.

Esto obliga a un diálogo diferente pero re ordenar urgentemente el sistema de Inteligencia del Estado, que el prófugo de Bélgica desbarató con la Ley de Seguridad Pública, vigente desde 2009, que quitó este trabajo a FF.AA. y Policía y concentró en la Secretaría de Inteligencia (Senain), bajo su directo control. Esto implica recuperar, en un escenario diferente, las tareas de inteligencia táctica y estratégica, que permita detectar, prevenir y eliminar las amenazas subversivas y criminales, que tienen un plan progresivo de terrorismo urbano para destruir bienes públicos y privados, con participación de nacionales e infiltrados extranjeros armados. Así incendiaron la Contraloría. Retuvieron a militares e incendiaron bienes públicos y privados, en lo que los defensores de DD.HH. no reparan.

La urgente recuperación de la Inteligencia del Estado implica la entrega de recursos económicos, materiales y humanos y entrar en un profundo análisis frente a las nuevas amenazas para re enfocar la preparación en las escuelas de formación y perfeccionamiento militar y policial y en las academias de guerra. El Estado está en la obligación de identificar y desarticular estos focos de subversión para ofrecer garantías de paz y fortalecer a FF.AA., a las que hay que agradecer por su trabajo para mantener la democracia.

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