La salida de España del Rey Emérito Juan Carlos de Borbón es el más reciente episodio de los nubarrones que cubre a la Casa Real.
El Rey Emérito dejó una carta personal a su hijo Felipe VI. Los líderes de las dos principales fuerzas políticas dejaron la distancia prudente entre los aspectos personales y el sistema.
España vive en monarquía parlamentaria y mientras el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez tiene sus propios conflictos con sus aliados en el Congreso de los Diputados y las tensiones con los más radicales de autonomías como Cataluña y el País Vasco, surge este foco de enormes suspicacias.
En 1978, a la muerte de Francisco Franco, jefe de Estado desde el fin de la Guerra Civil y su casi millón de muertos, el Rey Juan Carlos fue un factor clave para la Transición. Juan Carlos y Adolfo Suárez, el primer presidente, sellaron una andadura que ha sido fructífera si bien ha tenido tropiezos.
El Pacto de La Moncloa (nombre de la casa de Gobierno de España) es un mecanismo de consensos mínimos a imitarse allá donde surgen conflictos.
El Partido Comunista, proscrito durante el franquismo como gran perdedor de la guerra, fue reconocido y un líder que surgió de las filas del socialismo, como Felipe González fue el segundo presidente del Gobierno en este nuevo esquema.
Cuando el coronel Tejero intentó un golpe de Estado, el Rey con voz serena sofocó al levantamiento de los tricornios y unió en su entorno al Ejército y a la opinión pública.
España había vivido un siglo XIX convulso entre la invasión napoleónica, la primera Constitución de Cádiz, un Rey exiliado y tensiones políticas y asesinatos. El advenimiento de la República estuvo salpicado de conflictos y sangres que desembocaron en el levantamiento militar, la tremenda Guerra Civil y el triunfo del bando Nacional sobre el Republicano. Muertos, presos, perseguidos, hambre y exilio marcaron ese fin.
Muerto Franco, vino la Transición tras Suárez, llegaron al poder los Socialistas del PSOE, con González y Zapatero y derechista Partido Popular, con Aznar y Rajoy.
La crisis económica empezó a conmover las estructuras del sistema y surgieron dos partidos, desde el centro derechista Ciudadanos y la izquierda populista, Podemos, que hoy cogobierna con el PSOE de Pedro Sánchez tras varios gobiernos de Rajoy sepultado por escándalos de corrupción.
En la corona, la infanta Cristina perdió sus títulos y su marido Iñaki Urdangarin fue condenado por malversación de fondos y fraude hicieron mella. Felipe VI se mantuvo incólume y separó a los señalados.
Ahora es el Rey Emérito, abdicó y dejó funciones hace tiempo, pero los dineros escondidos abren una causa en Suiza, y hasta la justicia española pudiera imputarle.
El dilema advierte tormentas entre las denuncias de corrupción y los políticos que piden cambios constitucionales. Las luces y las sombras del Rey Emérito rondan en la atmósfera.