Mientras el técnico en mantenimiento de calefones examina el de nuestra casa, lo limpia, sustituye una pieza y comprueba si el agua llega a buena temperatura hasta las llaves, comparte, al mismo tiempo, sus observaciones acerca de personajes en cuyas casas suele realizar el útil trabajo: en su crónica oral desfilan un periodista estrella y los chismes sobre su última pareja, el dirigente deportivo a quien halla más y más deteriorado en cada mantenimiento del calefón, un político prófugo del que describe la lujosa residencia y las obras de arte que vio de paso entre una llave de agua y otra. Ahora, cuando no se conoce si se concretará la extradición del ex funcionario del gobierno de Correa, el maestro de los calefones comenta : “…Y todo eso había sido adquirido con nuestra plata”.
Son tantos los escándalos de corrupción que aparecen a semana seguida y los nombres de sentenciados, presos, procesados, prófugos de la justicia e investigados de la década pasada que la opinión pública siente un creciente escepticismo por la falta de castigo a todos los culpables y la incapacidad para recuperar el dinero mal habido.
Entretanto no se evalúe con rigor e independencia a los jueces resultará imposible lograr esa cirugía mayor contra la corrupción. La metida de mano del correísmo en la justicia dejó como herencia jueces y tribunales con el estigma de la politización. Ese mal no se cura de la noche a la mañana.
Con razón, la fiscal general del Estado, Lady Diana Salazar, reaccionó de forma crítica a la decisión de los jueces de la Corte Nacional que sustituyeron la prisión preventiva por medidas cautelares para Alexis Mera, el ex asesor jurídico de la anterior Presidencia investigado por cohecho, asociación ilícita y tráfico de influencias. Para Salazar, ese cambio no se justifica en las normas legales. Además, el país ya comprobó las burlas al grillete electrónico con la fuga de Fernando Alvarado.
Sin embargo, la Fiscal prometió también “reforzar la lucha contra la impunidad y devolver la esperanza en la justicia a la gente buena del Ecuador”. Lady Diana ha dada muestras de entereza y valentía y de una voluntad firme para cumplir sus funciones sin temor ni favor. Grupos políticos se ensañan en atacarla. Quienes intentan prolongar la impunidad y la desconfianza en la justicia subordinada al poder político seguirán con sus redobladas embestidas. Urge generar una corriente de respaldo a su trabajo.
De la profusa corrupción y de tantos enriquecidos por contratos a dedo, sobreprecios, coimas, “diezmos” y otras formas de lucrar del poder o el dinero público en beneficio privado, en la mayoría de los ecuatorianos perdura el pensamiento del maestro de los calefones para apoyar la lucha contra la impunidad: “Y todo había sido con nuestra plata…”