Ofrecer USD 1 000 a un millón de personas es demasiado bueno para ser cierto, ya que es imposible cumplir porque no habrá esta suma en dólares verdaderos sin préstamos del Banco Central al Ministerio de Finanzas y porque aun habiendo afectaría la viabilidad de un programa económico solvente, de un adecuado manejo de las finanzas públicas y de una disminución del riesgo país a menos de 200 puntos, para bajar las tasas de interés y traer inversiones. Si se quiere tomar el dinero de los depositantes del sistema bancario y las cooperativas de ahorro, la ciudadanía se levantará para defender sus dólares y cualquier gobierno que haga esto corre el riesgo de ser derrocado. Si desean ayudar a los pobres y aumentar su consumo para activar la economía deberían obtener recursos a base de contribuciones impositivas de los multimillonarios que han acumulado riqueza durante los 40 años de explotación petrolera.
También es irreal ofrecer créditos masivos al uno por ciento de interés y a 30 años plazo, sin saber dónde van a obtener altas sumas de dinero. Estas ofertas se hacen por demagogia electoralista a sabiendas que es imposible cumplir como ha sido el caso de la oferta de programas ilusos como el de “toda una vida”. Otros dicen que van a bajar el IVA y el impuesto a la salida de capitales (ISD) y al mismo tiempo ofrecen invertir en infraestructura, salud, educación, seguridad, como si el dinero cayera del cielo.
Si ordenamos la economía en forma seria demostraremos solvencia y vendrán préstamos a bajo interés e inversiones productivas como ocurre en Perú y Colombia, en donde se recaudan un IVA del 19 y 18 por ciento, precisamente para tener con qué para pagar su deuda. El ISD inhibe que salgan más capitales al exterior y es el costo que deben pagar las empresas extranjeras para tener una seguridad cambiaria cuando deban repatriar las utilidades sin el alto riesgo cambiario de las monedas débiles.
Muchos planteamientos tienen sesgos ideológicos de derecha e izquierda, cuando el país necesita pragmatismo para sacarle del bache profundo que puede llevarnos a un abismo similar al de Venezuela. A corto plazo lo estratégico es una vacunación rápida para recobrar las modalidades presenciales de las actividades humanas, restaurar las cadenas de pago y aumentar la demanda de bienes y servicios.
En la campaña electoral poco se habla de la desigualdad y exclusión social que padecen los pobres, de la dramática desnutrición infantil, de la falta de agua potable y alcantarillado, de la precariedad sanitaria. Debemos exigir que se discuta cómo combatir la pobreza que afecta a la mitad de ecuatorianos, pues hasta aquí solo se refieren a los intereses de la clase media y alta, como si los pobres no existieran en el Ecuador. Una de las formas para combatir la pobreza es la digitalización masiva, para lo cual hay financiamiento que está disponible en la CAF para hacer un programa exitoso como el que hizo Perú en la ruralidad.